31º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (A)
Nosotros buscamos a Dios. Pero más aun, Él nos busca después de mucho tiempo.
Él quiere establecer su alianza con nosotros. Él quiere grabar su ley en lo más profundo
de nuestros corazones. Abramos nuestros corazones, Dejémonos tocar por su
presencia. Dispongámonos a acogerlo....
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN
MARCOS 12, 28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
-- ¿Qué mandamiento es el primero de todos?
Respondió Jesús:
-- El primero es: “Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor: amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El
segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamientos
mayores que éstos.
Él replicó:
-- Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro
fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el
ser y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y
sacrificios.
Jesús viendo que había respondido sensatamente le dijo:
-- No estás lejos del Reino de Dios.
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor
Reflexión CENTRAL
Poner en su sitio o lugar las religiones…y dejar ser Dios amor y al amor Dios…
Hace unos meses, Mohamed Morsi, elegido recientemente presidente de Egipto, ante
el escándalo provocado por una película denigrante sobre el Islam (“La inocencia de los
musulmanes”) declaró lo siguiente: “La libertad de los hombres se termina donde
comienza la ley de Dios”. En otras palabras, la religión y las leyes religiosas (o morales)
tienen una prioridad sobre todo lo que es humano, incluyendo la libertad. Qué piensan
ustedes de esto?
Por el otro lado (lo opuesto), yo recuerdo la afirmación de varias personas, encontradas
en diversos momentos de mi vida, y que querían decirse católicos no practicantes y que
conociendo mi interés por la Biblia y o el evangelio, se ponían de acuerdo para decir:
“En el fondo, (lo esencial) lo que la religión cristiana nos pide, decían, es amarnos los
unos a los otros, no es cierto?”
Según ustedes, quien entre el Señor Morsi y estas personas tiene la razón? Y si no fuera
ni el uno ni el otro?
Déjenme explicarles volviendo leer con ustedes el evangelio de este domingo.
Un escriba o especialista de la Biblia hace una pregunta a Jesús sobre el mandamiento
más importante de todos los que se encuentran en la Biblia. Pues algunos evaluaban o
juzgaban la cantidad de 613, 248 consistían en mandamientos positivos (“haz”, “haga”)
y 365 eran mandamientos negativos (“no hagas”, “no haga”). En este contexto, se
comprende la importancia de establecer prioridades. Ustedes conocen la respuesta de
Jesús que se divide en dos partes: ante todo el reconocimiento que Dios es único y la
invitación o llamado a amar con todo su ser, un volver a tomar la oración: “Chema
Israel” (“Escucha Israel”) que un judío repetía tarde y mañana, después el amor al
prójimo considerado como otro yo (si mismo).
El escriba, encontrando en la respuesta de Jesús pasajes extraídos de la Biblia, se
empecina en apoyarla con otros pasajes. Jesús concluye que él tiene razón de todos
modos, pero agrega finalmente que si bien es cierto él no esta tan lejos del mundo de
Dios, todavía le falta por hacer, todavía no lo hecho todo. Pregunta: pero veamos, que le
hará falta a este escriba que aparentemente se porta tan bien? (cfr. El evangelio del
joven u hombre rico).
Para comprender bien la respuesta de Jesús, es necesario primero preguntarse: por que
habla él de un primer mandamiento, después de un segundo? Está Jesús estableciendo
una prioridad de mandamientos, si bien que el primero se sitúa o pasa antes del
segundo, y que en caso de conflicto, el primero tiene privilegio? Eso sería conocer mal el
conjunto de su mensaje.
Notemos que Jesús no habla primero del amor de Dios, sino de unicidad de Dios: El
Señor nuestro Dios es el único Señor. Qué quiere decir esto? Cuando se dice de una
realidad que ella es única, se afirma que no existe nada que se le compare. Y en el caso
de Dios, se debe admitir dos cosas: puesto que no hay ninguna realidad de la cual
hacemos experiencia que se compare con Él, su comprensión o aprehensión se nos
escapa; Él permanece siendo un misterio; por demás, Dios siendo por definición un
absoluto, Él no puede ser que el solo absoluto, todo lo “otro” o los otros son sólo:
ídolos o falsos dioses: poder, dinero, autoridad, placer, honor, gloria, leyes, etc. Entre
los ídolos o falsos dioses, es necesario mismo incluir la religión, cuando esta pretende
ser un absoluto, cuando ella no es más que una expresión sociocultural de una
experiencia religiosa sin duda autentica, pero con todas las limitaciones de las personas
que la profesan o expresan en ese momento. Recuerden ustedes que antes, más
temprano, Jesús ha hecho la expulsión de los mercaderes del templo y “ha puesto las
cosas en su sitio” en el templo de Jerusalén.
Aceptar de vivir con un absoluto que permanece siendo un misterio, al cual entonces
uno puede dominar o controlar verdaderamente eliminando todos los falsos absolutos,
es extremamente difícil: hablen de ello a los hebreos que caminan en el desierto bajo la
dirección de Moisés, pidiendo tener una religión agraria y rendirle culto a un becerro de
oro, realidad a la cual ellos controlarían o manejarían mejor que un Dios de quien no se
podía diseñar el rostro. Por lo tanto, esa es la condición esencial para entrar en el
mundo del amor, del amor de Dios y del amor a los otros.
He ahí la razón por la cual Jesús no puede lanzar su invitación al amor sin primero hablar
de la unicidad de Dios. Déjenme explicitarlo más ampliamente.
Ustedes conocen el « Big Bang », al menos, han escuchado hablar (hay una famosa serie
estadounidense sobre la relación y o atracción de una chica por unos chicos y viceversa
llamada “The Big Bang Theory”, y que se transmite desde el 2007).
Es la teoría más expandida en el mundo científico para explicar el nacimiento o
surgimiento del universo, y sobre todo para explicar por qué los astros se alejan
continuamente los unos de los otros, como propulsados a partir de un mismo punto,
una explosión original. En el “Big Bang” hay dos elementos esenciales: primero, antes
que nada tenemos la energía central sorprendente y misteriosa, después el espacio o el
vacío infinito que permite una expansión infinita. Si el “Big Bang” refleja algo de Dios,
uno no se sorprenderá al constatar que él puede servir de analogía (o comparación)
para comprender la realidad espiritual de Dios en nuestras vidas: Todo parte del centro
de nosotros mismos, de lo más profundo de nuestro corazón. San Pablo escribe: “El
amor de Dios ha sido expandido en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha
sido dado” (Carta a los Romanos 5,5) En seguida, la historia humana llega a ser la
expansión de este amor que viene de Dios mismo según la imagen del universo.
Para permitir esta expansión, es necesario o hace falta el espacio, y por consiguiente
entonces la muerte de todos los falsos absolutos; porque estos mienten al decir: yo voy
a saciar tu sed, voy a satisfacer tus necesidades, yo en fin voy a permitirte sentarte y
reposarte.
Este amor está en expansión infinita, todo como el universo, porque ella viene de Dios y
no puede ser saciada más que por Dios mismo. He aquí por qué “Tu amaras al Señor tu
Dios” es el primer mandamiento, y está en el origen de todo lo que existe. Y al contrario,
nadie ha visto a Dios, y entonces no se puede amar una realidad que se nos escapa o
que no logramos percibir. La primera carta de San Juan dice esto: “ Si alguno dice “yo
amo a Dios” y detesta su hermano, es un mentiroso: porque aquel que no ama a su
hermano a quien puede ver; no sabría amar a Dios a quien no ve” (1 carta de Juan 4,20)
En otras palabras, el amor a Dios pasa necesariamente por el amor al prójimo. Así, el
amor a Dios y el amor al prójimo están indisolublemente ligados: la sola manera de
amar a Dios es la de comenzar por amar aquel o aquella que está a mi lado. Más
precisamente, buscar descubrir las verdaderas necesidades de las personas y trabajar en
ello ( a satisfacerlas) constituye el camino hacia Dios. Creer o pensar que se satisface a
Dios multiplicando los gestos llamados religiosos es una inmensa ilusión: “Amar a Dios
con todo su corazón,…amar al prójimo como a sí mismo, todo ello es más grande o
importante que todos los sacrificios de animales y todas las ofrendas en el templo” dice
el escriba del evangelio.
Uno entiende entonces ahora la respuesta de Jesús Una vida humana, la mía como la
suya, la de ustedes, debe tomar conciencia de todos los falsos absolutos de su vida y
rechazarlos como absolutos, y esto se hace afirmando que lo Absoluto es único y que no
hay anda comparable a todo lo que nosotros conocemos. Esto permite estar atento a lo
que ruge o grita en nuestro corazón como un inmenso volcán, un amor intenso que no
pide que expresarse como el “Big Bang”. Este amor (igual o comparable) con las
dimensiones del universo y que no podrá ser saciado que por lo infinito de Dios, porque
él tiene como origen a Dios mismo, pero él no puede expresarse que a través los seres
humanos a quienes encuentra y en los cuales trata de llenar de necesidades verdaderas.
En que se equivoca el presidente egipcio Morsi, del cual hemos hablado al principio?
En lo de imaginar una oposición entre las leyes religiosas y las necesidades humanas: si
las leyes religiosas se oponen a las necesidades humanas, ellas son entonces ídolos o
falsos absolutos, porque las necesidades humanas verdaderas tienen su fuente en Dios
mismo, y esto incluye la libertad.
En que se equivocan esas personas de las que hablé igualmente al principio, y que
decían que la religión cristiana se resume finalmente en amarnos los unos a los otros?
En reducir la fe cristiana a un conjunto de preceptos morales que se han de respetar.
Pero, ustedes dirán, que hay de malo en estos magníficos principios morales del amor.
Lo malo, son los falsos absolutos de los principios. El amor no es una cuestión de
Principio, es el abandono a lo que emerge (surge, emana) de lo más profundo de
nuestro corazón, un volcán dinámico en donde la lava no sigue caminos trazados con
anterioridad, sino que sigue los meandros de la realidad cambiante.
Una última pregunta: Que le falta al escriba o especialista de la Biblia y de quien Jesús
aprecia la reflexión , según lo escrito por el evangelista Marcos? Dos cosas. La primera,
él no ha descubierto todavía que no es el ser humano quien ama primero, sino que es
Dios quien ha tomado la iniciativa de amar interviniendo en nuestra historia (A.T) y
nuestra humanidad (N.T) y que el mandamiento del amor nomina, nombra un rostro, el
de Jesús.
La segunda cosa, el amor que se dona, que aflora y se desarrolla o realiza va encontrarse
con el sufrimiento y la muerte, y que esta muerte no contradice el amor, pero lo abre
sobre una dimensión infinita. Eso es lo que ha vivido Jesús.
Después de haber escrito y o dicho todo esto, qué es lo que quiero retener de este
evangelio de Marcos?
Primero, emocionarme tomando conciencia que toda la vida de Jesús es la expresión
del amor de Dios, a quien Él llamaba “papá”, y del amor al prójimo a quien trataba
constantemente de volver a levantar. Enseguida, lo que ha habitado Jesús me habita
igualmente. Pero esto me lleva a preguntarme: en qué medida yo estoy dispuesto a
dejar expresarse libremente esta formidable energía amorosa, y hacer negociación
(comprenderme, arreglármelas) con todas mis religiones?
P. GUSTAVO QUICENO. mxy
REFERENCIAS
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.
http://mystereetvie.com/Mc122834.html