3a Adviento, Jueves
Cuando los mensajeros de Juan se alejaron, se puso a hablar de Juan a la
gente: "¿Qué salieron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por
el viento? ¿Qué salieron a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido?
¡No! Los que visten magníficamente y viven con molicie están en los
palacios. Entonces, ¿qué salieron ustedes a ver? ¿Un profeta? Sí, les digo, y
más que un profeta. Este es de quien está escrito: = He aquí que envío mi
mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino". “Les digo:
Entre los nacidos de mujer no hay ninguno mayor que Juan; sin embargo el
más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él. Todo el pueblo que le
escuchó, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios,
haciéndose bautizar con el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los
legistas, al no aceptar el bautismo de él, frustraron el plan de Dios sobre
ellos” (Lucas 7,28-30).
No nos será fácil interpretar con exactitud el versículo 24 entre los que aquí
comentamos. Esto se demuestra en el hecho que no todos los comentaristas están
de acuerdo.
¿Qué quiso decir Jesús cuando afirma que el más pequeño en el Reino de Dios es
mayor que Juan?
Lo hace más difícil el que antes dice de Juan que es el mayor entre los nacidos de
mujer. Por otro lado, no podríamos decir que Juan está fuera del Reino de Dios,
pues es más que sabido que fue santificado en el vientre de su madre, cuando
María visit￳ a Isabel y el ni￱o que había en su seno “salt￳ de gozo” ante la
presencia del Salvador (ver Lucas 1,44).
Debemos concluir, pues, que se trata de un problema insoluble. Lo que quiso decir
exactamente Jesús no nos fue “transmitido” por el evangelista Lucas, que tuvo que
saberlo por alguien que lo oyó a Jesús, ya que él no lo pudo conocer directamente.
Y sólo Lucas nos trae este elogio de Juan en boca del Divino Maestro.
A Juan tenemos que considerarlo un profeta que participa tanto del Antiguo como
del Nuevo Testamento. El anuncia y prepara al pueblo para que reciba a Jesús. El
acepta también a Jesús como su Salvador. En las palabras que recoge el
evangelista Juan se puede resumir lo que es Jesús para el Bautista: 'Ustedes
mismos me son testigos de que dije: "Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado
delante de él". El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que
asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. Esta es, pues, mi alegría, que
ha alcanzado su plenitud. Es preciso que él crezca y que yo disminuya” (3,28-30).
Aquí se retrata el Bautista de cuerpo entero. Nunca se las da de nada, sino que su
alegría está en haber cumplido la misión que recibiera de Dios. Lo suyo es anunciar,
preparar y luego desaparecer.
Su propio padre Zacarías, inspirado por el Espíritu Santo, había proclamado, en el
día de su circuncisi￳n, lo que aquel ni￱o estaba llamado a realizar: “Y tú, ni￱o,
serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus
caminos y dar a su pueblo conocimiento de salvaci￳n por el perd￳n de sus pecados”
(Lucas 1,76-77).
Padre Arnaldo Bazan