DOMINGO “FIESTA DEL BAUTISMO” (Marcos, 1,7-11)
¡ Hijos de Dios ! ¡ A ese rango nos eleva el Bautismo del Señor !
- Conocí a un Obispo que en sus visitas pastorales, en los encuentros con los
niños, solía hacer esta capciosa pregunta ¿Por dónde se entra en la Iglesia?
Nunca faltaba algún espontáneo que contestara: “por la puerta”. Era el
momento que aprovechaba el Obispo para pontificar: a la Iglesia de Cristo,
se entra por el Bautismo. Creo que aquel juego de palabras servía para que
a ningún niño se le olvidara ya esta importante realidad de su vida cristiana .
- El hecho de que hayamos escuchado el relato del Bautismo de Jesús a
manos de Juan el Bautista, podría quizás generar en alguno la pregunta:
¿Qué Bautismo es el que celebramos en esta Festividad, el Bautismo
recibido por Jesús en el Jordán de manos de Juan, o el que instituye Jesús y
hemos recibido cada uno de nosotros en el Bautismo?
- Tendría poco sentido que, a estas alturas, celebráramos nosotros aquel
Bautismo de Juan que, aunque cumplió, en su momento, un puntual objetivo
penitencial, quedó sin vigencia con la llegada de Jesús. Aquel Bautismo fue
sólo un eventual Rito de penitencia, que preparaba el verdadero Bautismo
de Jesús, como lo confiesa el propio Juan: “Yo os he bautizado con agua,
pero El os bautizará con Espíritu Santo y fuego”.
- El Bautismo, por tanto, que la Iglesia nos propone celebrar hoy en esta
Fiesta del Bautismo, como no podía ser de otra manera, es el que tú y yo
hemos recibido: por el que nos hicimos un día hijos de Dios, partícipes de la
Naturaleza Divina y por el que nos incorporamos a la Iglesia.
Divinidad de Cristo.
- Pero, esta Fiesta, enmarcada dentro de la Octava de Epifanía, forma parte
de esas “teofanías” , de esas manifestaciones de Jesús como Dios.
- En la escena, que nos presenta el Evangelio de hoy, es el mismo Dios
Padre quien, solemnemente, testimonia la Divinidad de su Hijo:
“Este es mi Hijo amado: escuchadle”
- La Fiesta del Bautismo de Jesús, es una buena ocasión para que, cada uno
nos reafirmemos agradecidos en estos sentimientos y propósitos:
1º) Agradecimiento a Dios por el Bautismo que nos hizo hijos suyos.
2º) Es una buena ocasión para renovar, de forma personal, nuestros
compromisos bautismales porque, cuando nos bautizamos no teníamos
capacidad para hacerlo. (El Papa Francisco: “¿fecha de vuestro Bautismo?”)
3º) Y, finalmente, (a propósito de la revelación que el Padre nos hace), es
también, una ocasión propicia para reafirmarnos en esta importante verdad
de Fe: Que Jesucristo es, Dios y hombre verdadero .
Guillermo Soto