Contradicciones
¡Vivir! No es solo vivir. Vivir es tarea, lucha, conquista, contradicción. No es una entrega
que se hace por encargo, es una lámpara que arde y se consume, que va dejando jirones en
el camino, que levanta llagas y deja huellas, pero que canta y canta aún en medio del dolor
o cuando llega la agonía como migajas que se reparten según los comensales. Pero hay otra
palabra que define el vivir: Vocación… asumida en su totalidad da sentido a la vida.
Jeremías padece el dolor de vivir. Reniega del día de su nacimiento. Y tuvo vocación de
aborto. Pero asume el vivir. Y lo asume en su identidad de profeta, en vocación martirial,
de denuncia contra las mezquindades de su pueblo y las excentricidades de sus dirigentes.
Levanta la voz y descuartiza a su paso las seguridades conquistadas a base de egoísmos. Su
fuerza y su escudo los encuentra en el Dios liberador.
Pablo quiere revestirnos de sentido, de dignidad, de santidad a base del amor. Pero el amor
es por su propia naturaleza sacrificio, entrega, donación. No hay ahí facilismo alguno, no
lleva ningún ribete de reciprocidad. Lo da todo, lo cree todo, lo espera todo… Cuando te
dicen que te ‘quieren’ es porque te exigen contraparte. En cambio, cuando te dicen que te
‘aman’, sólo te aman, te dan todo y ese todo es todo. Es la gratuidad absoluta. Dios lo hace
así. Por eso nos dice que “amemos como Él ama”.
Y Jesús es el signo de contradicción por excelencia. Hace el bien y lo tildan de ‘demonio’.
Viene a su pueblo, allí donde se había criado, y lo rechazan por profeta. Habla del Reino,
de la nueva humanidad y le endilgan como bofetada la memoria de su sangre y parentela.
Comparte la mesa y es declarado borracho, busca a la gente en las fronteras de miseria,
cultura y religión y lo etiquetan como amigo de pecadores…Son las contradicciones del
amor.
Cochabamba 31.01.16
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com