Incomoda Él todavía?
Hoy como ayer, Jesús se sale de las categorías en las cuales uno querría
encuadrarlo.
Para entender bien la Palabra de Dios, es necesario aceptar dejarse incomodar
por ella. Hace falta abrir su corazón y acoger el amor que viene de Dios mismo.
“Si me falta el amor, no me sirve de nada”, dirá San Pablo.
Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo Según San Lucas 4, 21-30
Y empezó a decirles: «Hoy les llegan noticias de cómo se cumplen estas
palabras proféticas.»
22.Todos lo aprobaban y se quedaban maravillados, mientras esta
proclamación de la gracia de Dios salía de sus labios. Y decían: «¡Pensar que es
el hijo de José!»
23.Jesús les dijo: «Seguramente ustedes me van a recordar el dicho: Médico,
cúrate a ti mismo. Realiza también aquí, en tu patria, lo que nos cuentan que
hiciste en Cafarnaún.»
24.Y Jesús añadió: «Ningún profeta es bien recibido en su patria.
25.En verdad les digo que había muchas viudas en Israel en tiempos de Elías,
cuando el cielo retuvo la lluvia durante tres años y medio y un gran hambre
asoló a todo el país.
26.Sin embargo Elías no fue enviado a ninguna de ellas, sino a una mujer de
Sarepta, en tierras de Sidón.
27.También había muchos leprosos en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y
ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio.»
28.Todos en la sinagoga se indignaron al escuchar estas palabras;
29.se levantaron y lo empujaron fuera del pueblo, llevándolo hacia un barranco
del cerro sobre el que está construido el pueblo, con intención de arrojarlo
desde allí.
30.Pero Jesús pasó por medio de ellos y siguió su camino.
Reflexión Central:
No arrojar a Dios fuera…
Al leer el texto de hoy, nos sentimos tentados a condenar la gente de Nazaret
y la clase política y religiosa de Jerusalén, a la vez que nos felicitamos, nosotros
los cristianos, por aceptar a Dios con los brazos abiertos, de estar del buen
lado!
Dejemos que la Palabra de Dios penetre hasta el fondo de nuestro corazón y
permitámosle al Señor acompañarnos a lo largo de toda nuestra vida. No lo
empujemos “fuera del pueblo!”
Sin embargo, si somos sinceros, debemos admitir que muy a menudo
rechazamos a Dios «lo empujamos fuera » de nuestras familias, de nuestras
casas, de nuestras empresas, de nuestras decisiones importantes. Vamos a
visitarlo durante una horita el domingo y enseguida lo dejamos en el
tabernáculo, impidiéndole el acceso a nuestra vida de todos los días.
Separación de la Iglesia y del Estado obliga! Pero Cristo nos pide ser cristianos
24 sobre 24 horas y 7 sobre 7 días.
La casa familiar debe ser para nosotros una “iglesia domestica”, un lugar,
donde la fe y los valores cristianos se transmiten de generación en generación.
Un buen número de jóvenes y niños no frecuentan más las celebraciones
dominicales y las otras actividades de la comunidad cristiana. Sin embargo por
nuestra manera de actuar, de vivir y de hablar, por las oraciones que alcemos
en familia, por los cuadros decorativos y los objetos que embellecen nuestra
casa, los niños deben darse cuenta que nosotros somos cristianos (católicos).
Ellos deben encontrar en su casa un ambiente de fe, de esperanza y de caridad.
El mundo de hoy, con seguridad, no es más el universo cristiano que
conocieron nuestros padres y abuelos y nosotros debemos vivir en la sociedad
pluralista actual. Religiones diversas han hecho su aparición a través la
inmigración y las nuevas ideologías se encuentran sobre la plaza pública.
En este mundo multidimensional, debemos permitir a aquellos que piensan
diferentemente de nosotros, vivir en paz y actuar según sus convicciones. Pero
esto no quiere decir que debamos abandonar nuestras propias creencias,
convicciones y tradiciones religiosas.
Si por ejemplo, un no-cristiano no desea utilizar la palabra “navidad” en sus
cartas de fiesta o de deseos, es su derecho, ya que la fiesta del nacimiento de
Jesús no tiene resonancia para él. Pero esto no nos obliga hacer desaparecer
todo lo que tiene referencia a nuestra fiesta cristiana, a vaciarla de su
contenido religioso.
Ciertos grupos (sobre todo en Europa, Canadá y los llamados estados laicos)
creen que la religión no tiene su plaza o lugar en el dominio público. Ellos
quisieran que nosotros los cristianos profesáramos una “fe de sacristía”.
Cristo nos recuerda constantemente que nuestros valores deben influir en
todo lo que nosotros somos y en todo lo que hacemos. Hemos de evitar
“empujar” a Dios fuera “de nuestros pueblos (ciudades)”, de nuestras
actividades, de nuestras empresas. Es justamente en el pueblo (“en la ciudad”)
que debemos vivir los valores de paz, de fraternidad, de perdón, de apertura
a los demás, de compartir, etc. Cuántos bautizados, por su silencio y su
indiferencia, empujan a Jesús “fuera de la ciudad” con el fin de acomodarse a
la moda y modos de la época?
El Evangelio de hoy nos provoca y quiere hacernos salir de la torpeza y de la
indiferencia. Bautizados desde hace tiempo, nosotros estamos habituados a
vivir una fe tranquila y poco comprometida. Con la gente de Nazaret, Cristo
nos congrega, nos reúna hoy en el centro mismo de nuestra existencia, y Él nos
invita a dejarlo actuar en nuestra cotidianidad “para que tengamos la vida en
abundancia” (Juan 10,10).
Dejemos la Palabra de Dios penetrar hasta el fondo de nuestro corazón y
permitamos al Señor acompañarnos a lo largo de toda nuestra vida. No lo
empujemos “fuera de nuestra ciudad”.
ORACIÓN-MEDITACIÓN
Señor,
no se puede verdaderamente decir
que tu misión en Nazaret fue un suceso.
Tú has incomodado, sacudido los tuyos
proclamando la salvación para todos.
Y ellos no han visto en Ti más que un profeta perturbador.
Tan perturbador que ellos han sido incapaces
De acoger la novedad de tu Palabra
Y todo lo bello y bueno que tu venias a anunciarles.
Dos mil años mas tarde, nada ha cambiado.
Todavía hay gente que te coge, cierto,
Pero hay otros que te rechazan.
Tu discurso incomoda y sacude siempre.
Él incomoda tanto que nosotros mismos,
Que nos decimos creyentes, estamos a veces tentados
hacernos los de la oreja sorda…
para no escuchar lo que nos forzaría a cambiar.
Señor enséñanos a acogerte mejor,
Mismo cuando tú nos obligas a cuestionarnos.
Líbranos de creernos mejor que los otros
Y excluir aquellos que no piensan como nosotros.
Posibilítanos siempre creer en tu Buena Noticia
Y nunca jamás perder de vista sobre todo
Que ella se realiza, se cumple todavía para nosotros hoy.
P. GUSTAVO QUICENO. Mxy
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
http://vieliturgique.ca
Biblia latinoamericana online
http://paroissesaintefamilledevalcourt.org
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus
http://cursillos.ca
Pequeño misal « Prions en Eglise », edición quebequense, Novalis, 2013