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SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA
(Ciclo C)
Domingo de la divina Misericordia
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.-Hch.5,12-16: Crecía el número de los creyentes.
b.- Ap. 1,9-13.17-19. Estaba muerto y ya ves, vivo por los siglos de los siglos.
c.- Jn. 20, 19-31: A los ocho días se le apareció Jesús.
Esquema
1.- Invocaci￳n al Espíritu Santo: Ven Espíritu Santo…
2.- Acto Penitencial: Perd￳n Se￱or…
3.- Oración colecta: Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo
con el retorno anual de las fiestas pascuales; acrecienta en nosotros los dones de
tu gracia, para que comprendamos mejor la inestimable riqueza del bautismo que
nos ha purificado, del Espíritu que nos ha hecho renacer y de la sangre que nos
ha redimido. Por nuestro Señor.
4.- Lectio divina:
a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.
- “Al atardecer de aquel día…se les present￳ Jesús en medio de ellos y les
dijo: “La paz con vosotros” (Jn. 20,19-20).
El mismo día de la resurrección, Jesús se aparece al grupo de los Once, como la
había hecho con la Magdalena. Se denota el miedo que tenían, pero también, la
alegría que les provoca la presencia de Jesús vivo. Se les había dicho que
conocerían la angustia, pero también que Jesús vencería al mundo (cfr. Jn.16, 33).
A pesar de este lenguaje, Jesús logra atravesar puertas y ventanas cerradas, con
lo que el evangelista explica la identidad del Resucitado. Jesús Resucitado ya es
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un ser que posee la misma naturaleza espiritual que el Espíritu Santo, lo que
caracteriza su nuevo modo de presencia dentro de la comunidad. Esta aparición
de Jesús se debe a su iniciativa, aunque humanamente hasta ahora no había
posibilidad de ella, lo que habla de la cerrazón a una aparición de Jesús de cara a
la comunidad y al mundo. El saludo del Resucitado es un don, la paz, comprende
la reconciliación para toda la humanidad, es la nueva vida para el mundo que ha
entregado y dona Jesús con su muerte (v.19; cfr. Jn.6, 51s). La paz es fruto de la
acción del Crucificado, de sus padecimientos y de su muerte; paz que brota del
sacrificio de la Cruz. Se ha superado el pecado, es decir, la cerrazón del hombre a
Dios y a su prójimo. Si el Resucitado, habla de paz, es porque la reconciliación es
ya una realidad (cfr. Jn.14,27). Para el evangelista es importante dejar en claro
que la identidad del Resucitado es la misma que la del Crucificado, por ello les
muestra las manos y el costado (v.20). Sus heridas se convierten en fuente de
identidad; el Cristo glorioso, no ha borrado los padecimientos humanos que ha
sufrido en su pasión. Ha quedado marcado para siempre, de modo que el
Resucitado es el mismo Crucificado, por lo que se nos enseña que la fe pascual
no es una exaltación del dolor, sino que es la esperanza de superar con Cristo
dichos sufrimientos. De la tristeza se pasa a la alegría pascual, de la ausencia a la
presencia del Resucitado, la alegría se convierte en señal de su nuevo modo de
vivir en medio de la comunidad eclesial.
- “Como el Padre me envi￳, también yo os envío.» Dicho esto, sopló sobre
ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados,
les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.”
(Jn. 19,21-23).
El Resucitado repite el saludo y el acto fundacional de la Iglesia, es decir, la misión
de llevar la paz y la reconciliación al mundo entero (v. 21, cfr. Jn.14, 27). La
comunidad en Juan es enviada, como el Hijo por el Padre, con la misma misión y
autoridad de Jesús de anunciar el evangelio y particularmente la Resurrección del
Señor. Muy unida a la misión va la entrega de parte del Resucitado, del don del
Espíritu Santo. El soplo recuerda a Yahvé que comunica vida al hombre nuevo
(v.22; Gn. 2,7). La comunicación del Espíritu Santo es comunicación de vida, la
creación del hombre nuevo, con lo que Juan, ha versado su evangelio: Jesús es el
dador de vida escatológico (v.22; cfr. Jn.14, 26; 16,4-15). No se representa
válidamente a Jesús, si no se entra en su camino, si no se asume su actitud
reconciliadora, renuncia al poder y dominio, como lo demuestra el lavado de los
pies y su pasión (cfr. Jn.13,1-15). La misión es entendida en clave de servicio
humilde de paz y amor, de reconciliación con Dios. La transmisión de poderes está
destinada a comunicar la nueva vida del Resucitado en su Iglesia y la sociedad a
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través de ellos. La vida se transmite por medio del perdón de los pecados (v.23);
es la gran purificación, comienzo de vida nueva, nueva oportunidad. Es el
fundamento de toda la acción de la comunidad, de su testimonio de fe, de su vida,
la reconciliación llevaba a cabo por Jesús. El perdonar y retener, recuerda el atar y
desatar (cfr. Mt. 18,18; 16,19). En Juan vemos que el perdonar los pecados, es
fruto fundamental de la realidad pascual. Dios ha obrado por medio de su Hijo la
gran reconciliación que ahora es ofrecida al mundo entero y para ello está la
comunidad eclesial.
- “Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando
vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor…” (Jn. 19,
24-28).
Juan, deja bien en claro, que a la fe se llega por la palabra de Jesús, y no por sus
milagros, lo que también vale para las apariciones pascuales; los milagros son
más bien una concesión a la debilidad humana (cfr. Jn. 4,48). Mientras se habla
de la Resurrección, surgen dudas en la fe pascual dentro del grupo
(cfr.Mt.28,17;Lc.24,11;Hch.17,22-24; 1Cor.15). Tomás, el Mellizo es uno de ellos
(cfr.Jn.11,16; 14,5; 21,2). Aquí aparece como quien quiere tener su propia
experiencia del Resucitado. Luego del encuentro con el Resucitado, llega a la
confesión en el Señor viviente. Tomás el mensaje pascual: “Hemos visto al Se￱or”
(v.24); Tomás exige una prueba, de ver y tocar, una auténtica verificación (v.25).
Este apóstol encarna una verdadera actitud, la de comprender la realidad, quiere
una poseer una certeza efectiva del Resucitado. Jesús, vuelve le da el saludo de
la paz y llama a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y
métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» Tomás le contestó:
«Señor mío y Dios mío.» (vv.27-28). Tomás ha de rendirse ante la evidencia; le
basta con ver a Jesús, no llega a tocarle. La invitación de Jesús es a no ser
incrédulo sino creyente, porque lo que está en juego no es el tocar, sino la fe. Lo
mismo había sucedido con la Magdalena (cfr. Jn. 20, 17ss). Tomás llega a la fe,
con una confesi￳n creyente: “Se￱or mío y Dios mío” (v.28). “Dícele Jesús:
«Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.» (v.
29). Esta confesión de fe en el encuentro con el Resucitado, queda muy bien
porque sabemos quién es el Resucitado Dios y Señor. El Resucitado ha ingresado
en la gloria divina de la que había venido, Es significativo que sea el escéptico
Tomás, quien pronuncie la suprema confesión de fe en Cristo. Juan concluye con
una bienaventuranza, acerca de creer sin haber visto (v.29).
- “Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre” (vv. 30-31).
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El autor pareciera hablarnos de una gran tradición, de la que él rescató una parte,
y escribió en su evangelio. Pero lo que nos interesa es el propósito teológico del
autor, suscitar la fe en sus lectores hasta confesar que Jesús es el Mesías, para
tener vida verdadera. Es el testimonio de la fe para tener parte en la salvación
escatológica.
b.- Meditación. ¿Qué me dice? ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me
habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu elección.
- “La paz con vosotros” (vv.19.20). Me dice que Jesús es la paz de Dios para el
mundo, para cada cristiano, para todo quien cree en ÉL.
- “Como el Padre me envi￳…” (v. 21). Somos enviados a predicar a anunciar la
resurrección del Señor Jesús.
- Otros testimonios…
c.- Oración. Qué le digo al Señor Jesús a propósito de este texto? Escoge
una palabra con la que inicias tu oración personal.
- Recibid el Espíritu Santo” (v. 22). Señor Jesús, que sea tu Espíritu quien
reviva en nosotros tu misterio pascual, te lo pedimos Señor.
- “A quienes perdonéis los pecados…” (v. 23). Señor Jesús nos dejaste el
Sacramento de la Reconciliación, que tu perdón nos regenere siempre, te lo
pedimos Señor.
- “Acerca aquí tu mano…” (v.27). Señor Jesús quiero confesar libremente mi fe
en tu Resurrección, te pido por los que sufren por no poder hacerlo. Te lo pido
Señor.
- Otras oraciones…
d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este evangelio?
Me comprometo a que lleno del Espíritu Santo anuncie desde la propia
experiencia la vida nueva de resucitado.
5.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús de este pasaje evangélico:
Santa Teresa de Jesús tuvo experiencia del Resucitado. “Casi siempre se me
representaba el Señor así resucitado, y en la Hostia lo mismo, si no eran algunas
veces para esforzarme, si estaba en tribulación, que me mostraba las llagas;
algunas veces en la cruz y en el Huerto; y con la corona de espinas, pocas; y
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llevando la cruz también algunas veces, para como digo necesidades mías y de
otras personas, mas siempre la carne glorificada” (V 29,4).
6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre por devolvernos al Hijo vivo entre nosotros, te alabamos
Señor.
- Te alabamos Padre por la paz y reconciliación que nos trae tu Hijo; paz contigo y
los hermanos, te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre por la confesión de Tomás en la divinidad de tu Hijo, te
alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Te lo pedimos Señor.
- Otras preces…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros
contemplando” (S. Juan de la Cruz).
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