CUARTO DOMINGO DE PASCUA, CICLO C
(Hechos 13:14.43-52; Apocalipsis 7:9.14-17; Juan 10:27-30)
La parte de la población que se considera a sí misma como católica está
disminuyendo. También las partes que se consideran a sí mismas como
protestante y evangélica están decreciendo. ¿Qué partes están aumentando?
Los musulmanes y lo hindús han experimentado crecimiento moderado. Pero
los ningunas están realmente en ascenso. Esta categoría comprende a ateos,
agnósticos, y aquellos no pertenecen a ninguna religión. (Por eso, se llaman
ningunas .) Parece que mucha gente hoy no quiere participar en religión
organizada.
Se ha notado la tendencia de distanciarse de la participación en otros tipos de
organización. No hay tanto interés en las asociaciones de padres y maestros en
las escuelas. La membrecía de clubs como los Leones y los Rotarios también ha
caído. Aún las uniones más íntimas como el matrimonio han experimentado una
pérdida de compromiso. Sí, es cierto que muchos tienen su preferido equipo de
béisbol y pertenecen a un grupo de Whatsapp. Pero estos grupos no requieren
mucho esfuerzo. Los miembros pueden participar o no como les dé la gana.
¿Es buena esta tendencia de menos participación social? Por supuesto,
lamentamos la disminución de la asistencia en la misa. Pero en cuanto a
organizaciones cívicas piensan algunos que la vida es bastante estresada de
modo que se necesite alivio. También se cuenta como una ventaja estar en
mayor contacto con sus seres queridos. Al otro lado del debate algunos se
preocupan de que la sociedad vaya a deshacerse si la gente no hace esfuerzos
para cooperar con uno y otro. Predicen la calamidad si las parejas no hacen más
caso a la necesidad tanto de tener hijos como de criarlos cuidadosamente. Las
lecturas hoy proveen una respuesta a nuestro interrogante de parte de Jesús.
En el evangelio Jesús nos invita a hacernos sus “ovejas”, su comunidad. Allí nos
enseñará la necesidad de sacrificarse por el bien de todos. Nos insistirá que
colaboremos con otros grupos para formar una sociedad justa. Jesús sigue
instruyéndonos hoy por los obispos, particularmente el papa. Hace una semana,
el papa Francisco nos imploró en su carta sobre la familia que dejemos atrás los
juicios severos. Quiere que ayudemos a los matrimonios irregulares
conformarse con el amor evangélico.
El papa Francisco va a ser criticado por este planteamiento. Será caracterizado
como ingenuo por no mantenerse absolutamente estricto en las cuestiones del
divorcio y de la cohabitación. Es como Jesús es retratado en la segunda lectura.
La Apocalipsis lo describe como el “Cordero” que se ha hecho en “Pastor”. Pero
como Cordero Jesús es inocente, no ingenuo. Él no ha tenido pecado que
distorsiona el alma. Más bien él ve la posibilidad que la persona se arrepienta de
sus errores cuando se le muestre la misericordia. Es como los padres que
abrieron su casa a su hija, yerno y nietos que andaban en dificultad. Ya la
segunda familia ha encontrado otra casa. Los padres mantienen firme la
esperanza que sus hijos un día vayan a resolver su matrimonio irregular.
Jesús está retratado con diversas imágenes en el Nuevo Testamento. Éstas
comprenden al maestro, el rey, el profeta, y el sanador. Pero para mucha gente
la imagen más preferida de todas es el Buen Pastor. Como el que guiará a su
rebaño a la vida eterna, el Buen Pastor nos da la confianza para seguir su
dirección. Nos enseña la cooperación para que evitemos la calamidad. Y nos
llama por nombre para que sintamos el cuidado de su amor. Nos llama para que
sintamos su amor.
Padre Carmelo Mele, O.P