XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C.
EN LA CALLE… ESTÁN LAS HERIDAS
Padre Javier Leoz
1.- Para encontrar al Dios vivo es necesario besar con ternura las llagas de Jesús en
nuestros hermanos hambrientos, pobres, enfermos y encarcelados: es cuanto dijo
el Papa Francisco en su homilía al celebrar la Santa Misa en la capilla de la Casa de
Santa Marta, comentando el Evangelio propuesto por la liturgia del día en la fiesta
de Santo Tomás Apóstol.
Y, esta reflexión del Papa (con certeras palabras) es válida perfectamente para la
liturgia de este día. No hay que ir muy lejos, si abrimos los ojos, para encontrarnos
con el rostro dolorido de Cristo. Es en las llagas de la humanidad que nos rodea
donde podemos encontrar a Jesús. Quedarnos sólo en la meditación, además de
peligroso, es incoherente en la vida cristiana: orar y trabajar, meditar y ayudar,
escuchar y hablar han de ser los parámetros de nuestra identidad y adhesión a
Jesús. Es en el cuerpo a cuerpo donde podemos ver, si es verdad, que somos
cristianos auténticos o de palabra, de nombre o de práctica, por convencimiento o
por tradición.
Para tocar al Dios vivo (también lo dijo el Papa Francisco) “no hace falta hacer un
cursillo de actualización” sino socorrer al Dios vivo. Y, para ello, es necesario salir a
la calle y tener el valor de ofrecer nuestra forma de pensar en cristiano, nuestra
óptica sobre la vida, el amor, la familia y, por supuesto, la caridad. La caridad que
es más que solidaridad.
2.- Prójimo es aquel que me exige salir de mí mismo para medir si, en verdad, la fe
es operativa y práctica o se quedó en simple teoría
Prójimo es, tal vez, el que menos entra dentro de mis esquemas. Aquel que queda
lejos de mis dominios y distante de los caminos por los que yo avanzo
Prójimo es quien constantemente me pregunta, con aquellas interpelaciones de San
Ignacio, “qué he hecho por Cristo, qué hago por Cristo y qué debo hacer por Cristo”
Prójimo es quien me ayuda a pasar de una fe de conocimiento a una fe practicada y
volcada en los demás
Prójimo es quien me invita a no instalarme en una piedad fría y bajar al sufrimiento
del hombre
Prójimo es aquel que, sin darse cuenta, es acorralado por la sociedad opulenta
robándole la riqueza interior
Prójimo es aquel que es vapuleado por la materialidad de las cosas y, una vez
utilizado, es arrinconado en el olvido
Prójimo es aquel que inconscientemente se deja atacar en su dignidad antes que
llevar o posicionarse en contra de las ideologías dominantes
Prójimo es aquel que ha sido arrastrado por las corrientes de lo inmediato, de lo
pragmático y luego ha quedado sin respuestas tirado en el suelo
Prójimo es aquel que espera un detalle por nuestra parte y no sólo teorías o
lecciones magistrales
Prójimo es aquel que nos corta el camino que habíamos emprendido para hacernos
entender que a Dios se le gana con la misericordia y no con la razón
Prójimo es aquel que necesita de nuestro compromiso y de nuestra palabra, de
nuestro consejo y de nuestra presencia. Lo contrario y lo más fácil, a veces, es dar
un rodeo a las personas y a los acontecimientos, a los problemas y a las cruces que
salen a nuestro encuentro: “ojos que no ven… corazón que no siente”
Prójimo es aquel que creyendo vivir en la verdad ha sido asaltado por los
delincuentes de la mentira y de la farsa.
Prójimo es aquel que no puede o no sabe sostenerse por sí mismo; el zarandeado
por el ladrón poderoso don dinero o el humillado por los usurpadores de conciencias
y de las grandes verdades
Prójimo es aquel que, de la noche a la mañana, ha sido arrojado en el abismo de la
incredulidad o de la desesperanza, de la tristeza o del desencanto por la vida
Prójimo es aquel que ha sido despojado de lo que era resorte y apoyo en su
existencia por aquellos que cabalgan en el caballo del poder y del “todo vale” para
que la sociedad se quede sin moral ni ética alguna
Prójimos son, en definitiva, las personas que salen a nuestro paso en mil
circunstancias y con mil nombres y apellidos.
3.- Si Jesús, el Buen Samaritano de primera división por excelencia, salió al borde
del camino para recogernos a los que estábamos perdidos. Si cargó con nosotros y
pagó con la moneda de su propia sangre por nosotros… ¿no debiéramos de
interpelarnos si en nuestro cristianismo no nos atrincheramos en la doctrina
olvidando su trasfondo?
4.- En este Año de la Misericordia, además de profesar las grandes verdades de
nuestro catecismo nos viene a nuestro encuentro un interrogante: ¿hacemos algo
por nuestro prójimo o, tal vez, nos hemos cansado de ayudar al ver tantas llagas
abiertas en medio de nuestro mundo?
5.- JESÚS BUEN SAMARITANO
Jesús es el Buen Samaritano
El hombre es el asaltado
al borde del camino de su felicidad
Los ladrones son la tentación de cada día,
el maligno y su afán destructor de
nuestra humanidad y bondad
La posada es la Iglesia donde
Dios (posadero) cura a todo el que se acerca
La cabalgadura es la cruz de Jesús
donde lleva, sobre sus hombros,
a toda la humanidad herida
El precio es su propia sangre