“LIDERAZGOS NARCISISTAS O SOLIDARIOS”
Homilía monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para el 15º domingo durante el año
(10 de julio 2016)
Entre los tantos temas ausentes en la reflexión de nuestro tiempo, está el que nos cuestionemos
sobre el discernimiento de “los modelos sociales” que habitualmente nos presentan los grandes
medios, sobre todo la televisión. Muchos de ellos provocan un grave daño tanto a los adultos como
a los jóvenes. Como algo habitual llegan hasta nuestros hogares novelas o programas de
entretenimiento que se integran a las familias sin ninguna recepción crítica. Incluso sus personajes
son amados u odiados sin tener en cuenta los valores o anti-valores que expresan.
El texto del Evangelio de este domingo sobre el buen samaritano (Lc.10, 25-37), que ayudó a un
pobre tirado en el camino, nos presenta un posible modelo a seguir. Quizá este modelo no sirva a
muchos para promover formas de consumismo, ni tenga rating, ni sirva para hacer negocios, pero
imitar las actitudes de este samaritano nos permitirá obtener un tesoro espiritual, en nuestro interior
que nos dará la satisfacción de tener más paz, distensión y mayor esperanza.
En realidad en el Evangelio de este domingo, Jesús le enseña al Doctor de la ley algunas
condiciones para ser un testigo de la verdad y como debe ser un liderazgo social válido. Le dice que
ponga en práctica aquello que en teoría ya conocía: “Amarás al Se￱or, tu Dios, con todo tu coraz￳n,
con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu pr￳jimo como a ti mismo”
(Lc.10,27-28). Después le va explicar quién es el prójimo con la conocida parábola del buen
samaritano. Este sí era “un modelo social” porque supo ayudar a este pobre y herido que estaba
tirado en el camino y le dio todo lo que necesitaba. Es bueno recordar el texto de la carta del Papa
Juan Pablo II en “Novo Millennio Ineunte”: “Si verdaderamente hemos partido de la contemplaci￳n
de Cristo tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquellos con los que el mismo ha
querido identificarse: “He tenido hambre y me diste de comer, he tenido sed y me has dado de
beber… desnudo y me has vestido, encarcelado y me has venido a ver” (Mt. 25,35-36). Esta página
no es una simple invitación a la caridad: es una página de cristología, que ilumina el misterio de
Cristo. Sobre esta página, la Iglesia comprueba su fidelidad como Esposa de Cristo, no menos que
sobre el ámbito de la ortodoxia” (NMI 49).
Hoy también necesitamos que todos, pero sobre todo aquellos que tienen liderazgos sociales,
políticos, económicos, religiosos… tengan un perfil que implique en sus acciones y compromisos
esta opción preferencial por los pobres. Deberemos estar especialmente atentos si los liderazgos son
de gente narcisista que solo buscan poder y dinero, o bien en sus vidas tienen una consideración
especial por la inclusión de tantísimos hermanos, y de conducciones con mayor magnanimidad. Los
liderazgos narcisistas siempre llevan al fracaso porque se desentienden del bien común.
Es bueno recordar el documento de Aparecida que señala en concreto situaciones que debemos
tener en cuenta y requieren una atenci￳n comprometida como la del Buen Samaritano: “La
globalización hace emerger, en nuestros pueblos, nuevos rostros de pobres. Con especial atención y
en continuidad con las Conferencias Generales anteriores, fijamos nuestra mirada en los rostros de
los nuevos excluidos: los migrantes, las víctimas de la violencia, desplazados y refugiados, víctimas
del tráfico de personas y secuestros, desaparecidos, enfermos de HIV y de enfermedades endémicas,
tóxico dependientes, adultos mayores, niños y niñas que son víctimas de la prostitución, pornografía
y violencia o del trabajo infantil, mujeres maltratadas, víctimas de la exclusión y del tráfico para la
explotación sexual, personas con capacidades diferentes, grandes grupos de desempleados/das, los
excluidos por el analfabetismo tecnológico, las personas que viven en la calle de las grandes urbes,
los indígenas y afroamericanos, campesinos sin tierra y los mineros. La Iglesia, con su Pastoral
Social, debe dar acogida y acompa￱ar a estas personas excluidas en los ámbitos que correspondan”
(402).
Para generar esperanza en medio de tantas dificultades tendremos que corregir y ajustar muchas
cosas, pero sobre todo deberemos asumir actitudes de conversión de corazón, para obrar como el
buen samaritano de la parábola y así poder ser desde la caridad y justicia practicada, los modelos
sociales que nuestro tiempo necesita.
Les envío un saludo cercano y hasta el próximo domingo!
Mons. Juan Rubén Martínez , Obispo de Posadas