Una fe probada
Hoy nuestras vidas acumulan ruina sobre ruina. Aun en las vivencias humildes de cada día
hay montones de ruinas: Frustraciones, proyectos que se desvanecen, amistades que se
rompen, amores que fracasan, hastío y miseria de la vida. Pero lo que más nos sobrecoge
hoy es el miedo atizado por una conciencia servil a ritualismos ancestrales o tradiciones que
separan la fe de la cotidianidad de nuestra existencia.
Para afrontar esta realidad que no deja de ser cruel y complicada, apelamos al sentido
común, a la razón simple, a las convicciones que dan energía y pasión a la vida. Habacuc se
pregunta tomando la vocería de nuestro clamor: “﾿Hasta cuándo…?” Y va repitiendo con
dejo lastimero: “﾿Hasta cuándo tanta violencia, tanta opresi￳n?” Y cada uno de nosotros
podría repetir ese ᄀ‘hasta cuándo’! Hasta que tomes en serio tu vida, cuando seas
responsable de tus obras y sepas que el destino de los demás está en tus manos.
Pablo te invita a darle fuego a tu vida. Las mediocridades no generan vida ni ayudan a
transformar la realidad. No basta con decir que creemos. Eso también lo dicen los demonios
o los grandes victimarios de la humanidad. La fe se expresa con la vida, con el
compromiso, con el testimonio. La alternativa se juega entonces entre la indiferencia y la
ofrenda de tu vida por tu pueblo, por la justicia, por la liberación integral.
Los Apóstoles son conscientes de la pequeñez de su fe. Nunca llegaremos a la plenitud de
la fe. Siempre hay un déficit en nuestra vida existencial como “proyecto de vida”. Por eso
claman al Se￱or: “Auméntanos la fe”. Es un don gratuito que depende de lo Alto. Asumir
esta gratuidad es lo que nos convierte en auténticos seguidores de Jesús. Seguirlo a Él
implica crecimiento, madurez, total responsabilidad.
Cochabamba 02.10.16
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com