D O M I N G O XXXII ( C ) (Lucas, 20, 27-38
El Señor nos dice: la muerte no es un “punto y final” sino, un “punto y seguido”
- Los Saduceos, que no creían en la Resurrección, le plantean a Cristo un hipotético
caso de 7 hermanos que mueren sucesivamente, y se van casando con la mujer del
primero. ¿Y, en la resurrección de los muertos, de cual de ellos será mujer?
- Con esta capciosa pregunta querían ridiculizar la doctrina sobre la Resurrección pero,
no sólo no lo consiguen, sino que le dieron ocasión a Cristo, para dejar claro, a los
Saduceos y a los hombres de todos los tiempos, la realidad de esta verdad de Fe:
A los Saduceos: Les hizo ver lo errados que andaban, concibiendo la vida gloriosa
con mentalidad terrena, como si esta consistiera en una santa clonación .
La respuesta de Jesús vino a ser esta: En esta vida los hombres se casan porque,
según los planes de Dios, es necesario para la conservación de la especie humana,
pero en la otra vida, no tiene ya sentido ni la unión conyugal, ni la reproducción.
Y a los hombres de todos los tiempos : Vino también a confirmarnos en una verdad de
Fe tan fundamental, que conocemos y confesamos los cristianos en nuestro Credo:
“Creo en la vida eterna, creo en la vida perdurable”
- Desgraciadamente hay cristianos que se olvidan de esta verdad y viven “ de tejas para
abajo" y, como los Saduceos, se comportan en muchos momentos, al margen de esta
verdad de Fe que Jesús nos recordó en tantas ocasiones. Entre otras:
- En la Parábola de los talentos, advirtiéndonos que un día, después de esta vida,
daremos cuenta del uso que hicimos de ellos.
- En la Parábola del trigo y la cizaña, enseñándonos la importancia de las
buenas obras, porque van a ser las que, verdaderamente, cuenten en la otra vida.
- Y, en muchas otras ocasiones nos habló, “ de la vida perdurable".
- ¡Hoy también, (entre los cristianos), hay “saduceos” Personas que viven la vida
presente como si fuera la definitiva. Que valoran como absolutos los bienes de esta
vida, olvidando su valor relativo y transitorio, como nos lo enseñó Cristo:
“De que le vale al hombre ganar el mundo.......” .
- Y, una última reflexión. En los tiempos de Cristo, los Saduceos constituían sólo, un
grupo, una pequeña corriente de pensamiento, o una secta, pero hoy, los “nuevos
saduceos” , que no creen en la vida eterna son..., ¡legión! Y, para colmo de males., ¡son
nuestros gobernantes y legisladores! que, a una velocidad de vértigo, están queriendo
impregnar, de esta mentalidad materialista y atea, las leyes de la vida social.
Paradoja histórica .
En los comienzos de la democracia, lo recordaréis, se planteó la conveniencia
de que, el nuevo Estado democrático, dejara de ser confesionalmente católico, porque,
- se dijo -, el Estado, debe gobernar a creyentes o no creyentes, sin imposiciones. A la
Iglesia le pareció lógico aquel razonamiento: La Fe no debe imponerse. Pero, lo que ha
ocurrido, ¡no tiene nombre! El Gobierno se ha olvidado de aquella lógica del respeto y,
a través de sus leyes, trata ahora de imponer a todos ¡su propia confesionalidad
laicista y atea! A una sociedad que, paradójicamente, es católica en su mayoría. G. Soto