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TRIGÉSIMO CUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Par. Ciclo C)
Solemnidad de Cristo Rey del Universo. Conclusión del Año de la
Misericordia.
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.- 2 Sam.5, 1-3: Ungieron a David como rey de Israel.
b.- Col. 1, 12-20: Nos ha trasladado al reino de su Hijo querido.
c.- Lc. 23,35-43: Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven
Espíritu Santo…
2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra,
de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perd￳n Se￱or….
3.- Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, que quisiste fundar todas las
cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo; haz que toda la creación, liberada
de la esclavitud del pecado, sirva a tu majestad y te glorifique sin fin. Por
Jesucristo.
4.- Lectio divina:
a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.
- “Ha salvado a otros; que se salve a sí mismo, si él es el Cristo de Dios, el
Elegido” (Lc.23, 35s).
Este evangelio, nos sitúa en el Calvario con dos momentos significativos: las
ofensas que escucha el Crucificado de parte de los magistrados y soldados (vv.35-
38), y luego el diálogo de los malhechores con Jesucristo (vv.39-44). Tenemos
una distinción entre el pueblo y sus autoridades. Ellos se preguntan: ¿si este es el
Mesías, el Salvador, cómo no puede salvarse a sí mismo? El pueblo no dice nada
ahora, pero no es capaz de superar el escándalo que le ocasiona la muestre en
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cruz del Mesías. Los magistrados lo desprecian, haciendo gestos, por su
incapacidad para salvarse a sí mismo del suplicio en que está, ÉL que ha salvado
a otros, no se salva a sí mismo; ÉL que ha declarado ser, el Ungido de Dios, su
Elegido. Levantan la nariz, en se￱al de desprecio: “Todos los que se me mofan de
mí, tuercen los labios, menean la cabeza” (Sal. 22, 8; cfr. Is. 42,1; Lc. 9, 35; 4,9).
Si el contenido de esos títulos es verdad, Jesús entonces tiene el poder, que
expresan y podría demostrarlo y salvarse del suplicio. Las tentaciones del desierto
vuelven a aparecer como burlas sobre las pretensiones mesiánicas de Jesús (cfr.
Lc.4,3; 4,9; 9,35), la misma tentación se presentó en la sinagoga de Nazaret (cfr.
Lc.4,23), ahora es expresada por parte de los dirigentes religiosos, los soldados y
uno de los ladrones crucificado con ÉL a su lado, justamente antes de ser
glorificado por el Padre. Las burlas tienen un trasfondo teológico y sapiencial:
Yahvé siempre defiende al justo, ante la maldad de sus enemigos (cfr. Sab.2,18-
20; Sal. 69,22). Dios responderá a esas befas en forma insospechada. Sus mofas
eran para el rey de los judíos, como decía, el epígrafe puesto sobre la cruz (v. 38).
La impotencia de Jesús es como expresa su poder, incomprensible realidad para
nuestra razón (cfr. Sal.22,8). Los soldados le ofrecen vinagre a Jesús para calmar
sus angustias, pero acompañados de burlas. Esta acción que podía ser compasiva
iba acompañada por palabras de mofa, lo que demuestra la falta de bondad. Los
soldados se asociaron a las burlas de los dirigentes judíos: “Veneno me han dado
por comida, en mi sed me han abrevado con vinagre” (Sal. 69, 22). Mientras éstos
últimos se burlan del Mesías, la soldadesca lo hace del rey de los judíos, pero que
de ser ciertas le permitirían al Mesías rey, salvarse del suplicio. El título preside
toda la escena: el rey de los judíos sometido a Roma. No se salva ni salva a su
pueblo: ¿qué tipo de reye es éste? Un Mesías crucificado, es causa de escándalo
para judíos y gentiles (cfr.1 Cor.1,23). La tabula o epígrafe escrita en griego, latín y
arameo decía: INRI, es decir, Iesus Nazarenus Rex Iudearun (cfr. Jn.19,19).
Tampoco aquí Jesús cede a la tentación de exigir el poder de Dios en beneficio
propio.
- “Jesús acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Jesús le dijo: Te
aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc. 23,42s).
En un segundo momento tenemos el diálogo de ambos ladrones crucificados con
Jesús, mientras el primero se une al coro de ofensas, y lo llama Cristo, título
religioso (v.39), el otro, lo llama rey, título político, son los dos títulos sobre el que
había girado todo el proceso que lo llevó a la cruz. Ambos están con Jesús, pero
el primero está sólo exteriormente, el segundo lo está además unido a ÉL por la
fe. El reo judío si era zelote, no creía en el título de Cristo, puesto que le resultaba
difícil admitir que el Mesías no iniciara una revolución política que los salvara a
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todos. El otro ladrón le reprocha al primero su falta de temor de Dios puesto que
se siente ofendido por escuchar las burlas contra un inocente; hace una doble
confesión, ambos sufren justamente y merecen dicho castigo, reconocimiento de
las faltas, el primer paso para el arrepentimiento. Este ladrón en el dolor descubre
que Jesús es inocente, con lo que coincide con Pilato y Herodes; reconoce su
mesianismo capaz de salvarles. Muchos vieron a Jesús resucitar muertos y no
creyeron, ahora el ladrón lo ve muriendo, y cree. Este es otro excluido de la
sociedad que es capaz de ver más, ser más sagaz para comprender las
realidades del reino de Dios. La decisión personal, la adhesión al Mesías
Crucificado, o el rechazo, sella el destino de ambos ladrones. Mientras el primero
blasfema y exige al Mesías pruebas de su condición, el segundo, confiesa su
culpa, hace su camino de fe, se somete al sabio designio divino, reconoce en el
Crucificado, al Mesías de Dios. Con este reconocimiento le permite dirigirle una
petici￳n, que nace del mismo sufrimiento que ambos padecen. “Y decía: «Jesús,
acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.» (v. 42). Jesús no le salva de la
cruz, ni de la muerte, pero hay otras posibilidades que están por venir; a su deseo
de querer estar con ÉL, le mira y le responde inmediatamente: “Te aseguro que
hoy estarás conmigo en el paraíso” (v. 43). No será el suplicio de la cruz, lo que
impida a Jesucristo otorgar la salvación a quien la pida (cfr. Lc.22,29). Una vez
más la oración del que pide a Jesús es escuchada, como el ahora, fue la fe la que
suscitó en ellos la salvación (cfr.Lc.4,38-39; 5,12-13; 7,3-9; 7,37-50;8,41-50; 9,38;
18,37-42; 19,9-10). Las penúltimas palabras de Jesús, son toda una declaración
solemne, que más que gozar del Paraíso, contará con la presencia del Crucificado
Resucitado para siempre. Este malhechor bendecido gozará, de la cercanía de
Jesús para siempre, lo sienta a su mesa en el reino de los cielos (cfr. Lc. 22,29-
30); el buen ladrón finalmente, consiguió robar un lugar en el cielo. Si Cristo reina
desde el cielo, es porque primero reinó desde la cruz, tarea nuestra es dejarle
reinar en el trono de nuestro corazón y servir al prójimo para reinar en el cielo con
ÉL para siempre.
b.- Meditación. ¿Qué me dice? ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me
habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu elección.
- “Estaban mirando… Había una inscripci￳n: “Este es el rey de los judíos” (v.35).
Los que se burlan y lo increpan ayer y hoy es porque no creen. Es el rey de la
humanidad por su testimonio de amor al Padre y a los hombres.
- “Te aseguro que hoy estarás en el paraíso” (v.43). Me dice que hasta el final
Jesús perdona, reconcilia, salva, por ello es el rey, porque por sobre sus dolencias
reina su amor y misericordia soberana sobre hombre y mujer que creen en ÉL.
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- Otros testimonios…
c.- Oración. Qué le digo al Señor Jesús a propósito de este texto? Escoge
una palabra con la que inicias tu oración personal.
- “Este es el rey de los judíos” (v. 38). Señor Jesús, hazme custodio de los
intereses de tu Reino, para vivirlos y ofrecerlos a los que quieran seguirte, te lo
pido Señor.
- “Este nada malo ha hecho” (v.43). Se￱or Jesús, Siervo Inocente, que tu Pasión
nos purifique el corazón y toda nuestra vida para que sea pura trasparencia de
vida gloriosa de Resucitado, te lo pido Señor.
- “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (v.43). Se￱or Jesús, que
nos prometes la vida eterna que no la perdamos y vivamos siempre a la sobra de
tu cruz. Te lo pido Señor.
- Otras oraciones…
d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este evangelio?
Me comprometo a que los intereses del Reino de Jesús, sean los míos.
5.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús nos anima a vivir una fe
dinámica y eclesial. Conoció las monarquías de su tiempo, nos invita a servir a
este rey eterno: “No vendrá el Rey de la gloria a estar unido con nuestra alma, si
no nos esforzamos a ganar virtudes grandes” (CV 16,6).
6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre con tu Hijo que entregó su vida por nosotros, te alabamos
Señor.
- Te alabamos Padre, desde todos aquellos que se burlan de las cosas de la fe,
desde ellos y con ellos te alabamos Señor
- Te alabamos Padre desde todos los arrepentidos que con el amor de tu Hijo,
inician una vida nueva, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.
- Te alabamos Padre, desde todos los que ya goza de la eternidad, los Santos del
cielo, los que se purifican en el Purgatorio, y los que caminan por nuestras vías,
desde ellos y con ellos te alabamos Señor.
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- Te alabamos Padre con María Santísima desde los enfermos, familias en
dificultades de diálogo, los sin trabajo, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Oramos Padre… Te rogamos ￳yenos.
-- Te pedimos Padre, para que los frutos del sacrificio de tu Hijo en la Cruz llegue
a todos los hombres y lo reconozcan como su único Salvador misericordioso, te lo
pedimos Señor.
- Te pedimos Padre por la Iglesia, para que el perdón de los pecados y la
salvación que predica sea fuente de reconciliación y esperanza para todos los
pueblos, te lo pedimos Señor.
- Te pedimos por todos los encarcelados para que sus derechos sean respetados
y arrepentidos vuelvan a la sociedad integrados, te lo pedimos Señor.
- Te pedimos por el derecho a vivir en paz, por las familias para que reine en ellas
el diálogo y el respeto, por trabajos dignos para jóvenes y adultos, te lo pedimos
Señor.
- Otras preces…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros contemplando” (S.
Juan de la Cruz). Página web de la parroquia: www.carmelitasvina.cl