«NAVIDAD: IMPLOREMOS POR LA PAZ »
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas
para la Solemnidad de la Natividad del Señor
[25 de diciembre de 2016]
Este es el último domingo del año. En este día celebramos la Navidad. El nacimiento del Señor, el
Dios hecho hombre. Es el misterio de la Encarnación que nos relata el Evangelio: «Al principio existía
la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios... y la Palabra se hizo carne y habitó
entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno
de gracia y de verdad...» (cfr. Jn 1,1-18) La fuerza de este texto bíblico basta para subrayar la
revelación del Misterio de Dios y del hombre. La expresión: «la Palabra se hizo carne», nos relata
nuestra fe en la encarnación. En Belén, en la marginalidad del pesebre, en una sociedad que antes y
ahora no le da el lugar que le corresponde a Dios, empezamos a comprender la bienaventuranza de
Jesús: «Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos» (Mt
5,3). La Navidad nos invita a que desde Jesús podamos captar el valor de la vida, de la justicia, la
libertad, la verdad y la paz.
«En la Navidad celebramos que Jesús, el Hijo de Dios, se hizo uno de nosotros, y desde la expresiva
ternura del pesebre nos llama a recibirlo y a hacer nuestro su mensaje de amor y esperanza. El Hijo de
Dios se hizo hombre para convertirnos a todos en hijos de Dios, afianzando así nuestra condición de
hermanos, que nos lleva a superar toda división y enfrentamiento.
En la dulce mirada del Niño de Belén encontraremos la fortaleza para deponer rencores y
resentimientos y una luz para recorrer un camino nuevo, trabajando por la reconciliación y el
encuentro de todos los argentinos.
Navidad es un llamado a valorar la bondad que Dios sembró en cada uno de nosotros, en las diversas
comunidades y en los grupos que componen nuestra sociedad para que, en un clima de real libertad y
diálogo sincero, podamos reafirmar los valores que han definido nuestra identidad cultural
preservándola de concepciones que puedan dañarla. Es también un llamado a renovar nuestra actitud
de servicio, para que todos los argentinos nos sintamos protagonistas en la construcción de una Patria
de hermanos.
Es nuestro deseo que así como el Hijo de Dios al hacerse hombre se constituyó en signo de esperanza
para la humanidad, en esta Navidad cada uno de nosotros podamos convertirnos en hombres y mujeres
capaces de transformar a nuestro país en una tierra donde reinen la verdad y la justicia, la libertad y la
paz, la solidaridad y la esperanza. Recibir hoy a Jesús nos debe llevar a comprometernos más
intensamente con nuestros hermanos más pobres y excluidos. Ellos, no lo olvidemos, son los
preferidos del Señor. María, nuestra Madre, quien en Belén presentó a su Hijo como Salvador de la
humanidad, interceda por nosotros para que aceptemos en nuestro corazón y en nuestras vidas la gracia
de la Navidad.»
En la celebración de la Nochebuena y la Navidad experimentamos uno de los signos más fuertes de la
presencia de Dios que es la Paz. El próximo domingo celebraremos la Solemnidad de Santa María
Madre de Dios, y nuestro Papa Francisco nos envía un mensaje con motivo de la 50ª Jornada Mundial
de la Paz denominado: «La no violencia: un estilo de política para la paz». En dicho texto señala: «En
esta ocasión deseo reflexionar sobre la no violencia como un estilo de política para la paz, y pido a
Dios que se conformen a la no violencia nuestros sentimientos y valores personales más profundos.
Que la caridad y la no violencia guíen el modo de tratarnos en las relaciones interpersonales, sociales e
internacionales. Cuando las víctimas de la violencia vencen la tentación de la venganza, se convierten
en los protagonistas más creíbles en los procesos no violentos de construcción de la paz. Que la no
violencia se trasforme, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo
característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en
todas sus formas.»
Como obispo y pastor de nuestra Diócesis de Posadas les deseo a todos que ante y desde Jesús en el
Pesebre de Belén, podamos ser testigos de Aquel en quien creemos y, trabajar por los valores que nos
permitirán ser constructores de esperanza.
¡Feliz Navidad!
Mons. Juan Rubén Martínez