DOMINGO NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO. CICLO A.
NOS VOLVIMOS PESEBRISTAS.
Para el evangelista Lucas los personajes más importantes de su evangelio son:
Las mujeres, en el centro María, los marginados, y las obligaciones de los ricos,
el Espíritu Santo, tema extensivo a los Hechos de los apóstoles. Lucas describe
algo que Mateo no hizo, el nacimiento de Jesús y a belén como un centro lleno
de gente para un censo imperial con intereses de orden fiscal; razón para que el
nacimiento ocurriera al final y entre los animales en un patio abierto donde
encontraron un comedero para poner al niño
TENEMOS ARRENDADO EL CORAZON
Las conquistas y festividades de Roma implicaban siempre una cascada de
impuestos; se requería saber dónde vivía la gente qué trabajaba y cuánto
ganaba. “Mientras estaban en Belén a María le llego el tiempo del parto, sin
sitios para ellos en la posada”. ¿Tendrá hoy en la navidad consumista sitio Jesús
para que nazca en nuestro corazón? puede ser que nuestro interior ya esté
alquilado a la otra navidad distinta de la de Jesús. Lucas escogió unos pastores
por el interés y cuidado con los que la sociedad de ese momento había
marginado; los pobres siempre han hecho parte de la espiritualidad de Lucas.
Esta práctica se perdió con la celebración de la navidad costumbrista y
materialista llena de luces, música, regalos, pesebres y rumbas.
EL CONTEXTO DEL PESEBRE
Lucas relaciona al Mesías con dos títulos del mensaje evangélico a los pastores:
“Salvador y Se￱or”, que hacen relaci￳n directa al emperador romano quien para
Dios no puede seguir siendo se￱or de Israel como tampoco “salvador” del
mundo. Estos datos no sirven para nada en la celebración de nuestras
navidades, en las que tampoco aparecen los textos evangélicos; solo hacen
parte del culto interno de los templos, pero sin mayor incidencia en la sociedad.
La familia de Nazaret y el mismo Jesús aparecen descontextualizados en los
pesebres. ¿cómo se va a dar por enterada la gente de la Encarnación de Jesús,
cuando los responsables de la evangelización nos volvimos ¡pesebristas! y ¿la
Encarnación qué?
JESUS ALTERNATIVA DE PAZ
“Y de repente se junt￳ al Ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a
Dios diciendo: “Gloria a dios en lo más alto del cielo, y en la tierra paz a los
hombres que gozan de su favor”. Cuando los ángeles se marcharon al cielo, los
pastores se decían unos a otros: ·Vamos a Belén a ver eso que ha sucedido y
que el Se￱or nos ha anunciado”. (Lc 2,13-15). La fe es la verificación de lo que
Dios nos ha prometido En relación a la encarnación Lucas integra Ángel y
ejercito celestial, al inicio; y al final cielo y pastores; haciendo un poema para un
nacimiento. Queda así un contraste entre el natalicio del emperador romano
Cesar Augusto como noticia mundial y el de Jesús, como el Hijo de Dios, nacido
en Belén, Salvador y buena noticia de paz que no viene de la tierra sino del
cielo” Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como la da el Mundo” (Jn14,27).
Sime￳n,” habiendo tenido en sus manos al Mesías, dijo con gratitud: “Ahora
Señor puedes dejar a tu siervo morir en paz” (Lc 2,29-32). Más tarde Jesús
habl￳ de la importancia de la paz hogare￱a “Cuando entréis a una casa diréis
paz a esta casa; si la hay recaerá sobre la familia; pero si no se volverá a
vosotros” (Lc 10,5-6).
Otra cosa muy distinta fue la paz romana del divino Augusto; era paz militar
mediante el uso de la religión; la de Jesús era paz frente a la injusticia e
inequidad. ¡No será éste un buen criterio de discernimiento para saber en la
Iglesia en que paz debemos estar! ¿Se puede hacer caso omiso de una victoria
de la paz mediante un proceso irregular como lo hizo el divino Augusto desde
roma para el mundo? La paz romana no funcionó por los intereses políticos que
entrañaba, el irrespeto a las instituciones y la manipulación del senado romano
representante del pueblo; llevándose de por medio el perdón y la reconciliación;
politizando y polarizando la paz para la paz. La propuesta de Jesús fue desde un
pesebre en un lugar lejos y desconocido como lo era Belén; ocupado por Roma
en cabeza de Herodes y su descendencia. El imperio romano invisibilizó a las
víctimas para lograr la paz; el divino Augusto siempre habló de ellas como un
proyecto futuro que es el usual pero no correcto tratamiento en los conflictos.
Una de esas tantas víctimas de un proceso conflictivo de paz fue Jesús a quien
Dios resucitó, entre otras razones, para ser la alternativa de la paz romana y del
divino Augusto como salvador imaginario.
Mientras que los discípulos conversaban y discutían acerca de muerte de Jesús;
éste se acercó en medio de la discusión y caminó a su lado, pero ellos como
nosotros, fueron incapaces de reconocerlo en el conflicto. “¿Qué andan
discutiendo por el camino? como nuestros sacerdotes y magistrados lo
condenaron a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que Él sería el
liberador de Israel. Pero con todas estas cosas llevamos ya tres días en que esto
pas￳. Él les (nos dijo) Oh insensatos y tardíos de coraz￳n para creer”
LA PAZ BARATA.
La victoria por condescendencia no instaura la paz, sino que establece una
tregua muy costosa moral y económicamente, a riesgo que la violencia regrese
más ampliada más fuerte porque sigue con modalidades nuevas. En ese
momento ya no estarán los que hicieron las promesas de paz y hablaron de la
paz a la vuelta de la esquina; tampoco podrán alzar trofeos.
Lo único que pone en comunión los victimarios y las victimas es el perdón y la
reconciliación; misión propia de la iglesia identificada como evangelización; y en
nuestro caso como Iglesia los “solo acuerdos” no solo quitan espacios al
evangelio, sino que detienen más tiempo la evangelización por lo irreconciliable
de las partes y los nuevos obstáculos para el perdón y la reconciliación. Lo peor
que nos podía pasar es llegar al posconflicto divididos, polarizados por la misma
paz; agregando un elemento nuevo y de mayor complicación, más difícil de
solucionar que la paz, la polarización de la paz. Es un riesgo que la paz nos quite
la poca paz que tenemos ahora. La polarización es tan grave que puede tocar al
Pueblo de Dios y jerarquía en su misión de reconciliación. Esto puede ocurrir
incluso, por haber hecho de una decisión política un criterio ético invisibilizando
el evangelio, o aumentarle adjetivos a la polarización: derecha, izquierda, etc.
desfigurando al “mirad como se aman” por un simple “vean como discuten”,
“haciendo inútil la cruz de Jesucristo”. De la polarizaci￳n tiene dolorosas
experiencias la iglesia que no todas ha podido convertirlas en cicatrices ¡para
abrir nuevas heridas!
¿DÓNDE ESTÁS? ¿DÓNDE ESTÁ TU HERMANO?
A lo anterior, para mal del pueblo de Dios, agregamos otra Navidad equivocada
por ser solo costumbrista y consumista que no tiene nada que ver con la
Encarnación origen de la paz, del evangelio, nuestra urgencia prioritaria.
Respondámonos desde la Navidad y el proceso de paz la pregunta del Génesis
¿Dónde estás? Respondida, la segunda es: ¿Dónde está tu hermano? La navidad
es un tiempo de conversión largo por haber estado desde tiempos inmemoriales
en la navidad equivocada pero que puede convertirse en un “Kair￳s”
(oportunidad de paz salvífica). Esto es posible porque la navidad no ha
terminado, sino que comienza ahora con la conversión, el perdón y la
reconciliación para reencontrarse en Cuaresma con la misma exigencia de la
conversión hacia la pascua origen de paz. Lo importante es discernir los medios
con los cuales podemos alcanzar y lograr que sea nuestra, en el conflicto, la paz
del cielo por medio del perdón y la reconciliación.
“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en
tierras de sombras, una luz resplandeci￳… porque un ni￱o nos ha nacido, un hijo
se nos ha dado, lleva sobre sus hombros el signo del imperio y su nombre será:
Consejero admirable, Dios todopoderoso, Padre sempiterno, PRINCIPIPE DE LA
PAZ” “para extender el primado CON UNA PAZ SIN LIMITES sobre el trono de
David sobre su reino; para restablecerlo y consolidarlo con la justicia y el
derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Se￱or lo realizará” (primera
lectura).
Padre Emilio Betancourt