Bautismo en humanización
Los rituales pueden llevar a la perversión si se quedan en el mero dato externo, es decir, si
no llevan a la conversión. En la historia del “hecho religioso”, lo primero no fue Dios, sino
el rito según la aseveración de expertos confiables. “Y el rito nació como un ceremonial
que tenía como finalidad tranquilizar la conciencia”. El problema salta cuando se convierte
al rito en un fin, cuando suple a la misma fe, cuando se acaba la fe.
Es desconcertante ver a Jesús que llega a donde Juan para hacerse bautizar. El Hombre que
llega al hombre. Es el misterio de la humanización de Dios que había comenzado en la
Encarnación. Lo que Jesús quiere reivindicar con su presencia entre nosotros es la
humanidad, es el retomar a toda la humanidad en su contexto primigenio de novedad, la
humanidad soñada en su primer acto creador por Dios: El Hombre nuevo.
Y Jesús se apoya en el ritual de Juan para iniciar el proceso transformador que dará origen a
la nueva vida, al nuevo Ser. La materia prima del creyente en Jesús es lo humano: “Este es
mi Hijo”, se escuchará desde lo alto. Es la voz que consagra, unge y envía. Es la voz que
elige y llama a una nueva misión, con vocación primera en la humanización, en el servicio,
en la nueva manera de ser, de relacionarse, de compartir.
Y los creyentes asumimos este baño bautismal tan de prisa, aún en la edad, tan ‘social’
como para no perderse la ocasión, tan ritual como para poder decir que “no hay fe”. Y el
bautismo es un ‘Renacer’, es vida nueva en el Espíritu, es opción radical de cambio, de
transformación desde el corazón en seguimiento a Jesús. El bautismo es acto primero que
consagrará toda mi vida en servicio a la causa de una humanidad nueva creada según Dios.
Cochabamba 08.01.17
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com