“Estoy orgulloso de Ti”
Somos el patrimonio de milenarias energías heredadas. Hacemos parte de una historia
construida a pulso de esfuerzos, sudores, sufrimientos, anhelos acumulados de personas sin
cuento en la cuales la cultura, la fe, la tradición juegan un rol preponderante en cada uno y
en cada como marca de identidad, de espiritualidad, de creatividad. No somos engendro del
capricho, ni del destino. Hay rasgos, brochazos, signos de una Providencia particular en
cada ser humano.
El Señor le va susurrando a cada uno en su momento: “Estoy orgulloso de Ti”. Cada ser
humano es un milagro de creatividad, de ensueño, de características propias, únicas. No
somos clonados, ni somos hechos en serie, menos, números de fábrica o piezas de un
rompecabezas indescifrable. “La suprema dignidad del ser humano es ser alguien por quien
el corazón de Dios se sobresalta”.
Lo importante es ser descubiertos, aceptados, valorados. Juan tiene el acierto de mostrarnos
a Jesús. Reconoce que no lo conocía. Que su bautismo fue sólo para lograr descubrirlo. Que
su camino lo hizo encontradizo con Él. Y cuando se encontraron no lo negó, sino más bien
lo anunció, lo proclamó. Toda vocación humana lleva como ‘motor’, dínamo, energía la
fuerza creadora de anunciar, proclamar, testimoniar la fraternidad universal.
Hay un algo que nos impide este descubrimiento, el del hermano y hermana: Nos hemos
convertido en islas, hemos creado muros y los hemos bautizado con los dogmatismos y
fundamentalismos de nuestras propias creencias. La fe, toda fe, está llamada en primer
lugar a aceptarse planetario, universal, diferente, plural y, así mismo, aceptar a los demás
como sus semejantes, sus próximos, sus vecinos con quienes construir fraternidad.
Cochabamba 15.01.17
jesús e. osorno g. mxy
jesus.osornog@gmail.com