COMPARTIENDO EL EVANGELIO

Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia

(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires)

Sexto de Pascua, Ciclo A.

Evangelio según San Juan 14,15-21- ciclo A

Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos: "Si ustedes me aman, cumplirán mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Ustedes, en cambio, lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará en ustedes. No los dejaré huérfanos, volveré a ustedes. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo vivo y también ustedes vivirán. Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí y yo en ustedes. El que recibe mis mandamientos y los cumple, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él".

VIDA NUEVA, ESPERANZA NUEVA

Queridos hermanos, en este texto vemos que el Señor se está despidiendo y nos da su testamento, que son sus mandamientos, su persona, que nos da la garantía y la certeza de que Él es el único y verdadero intercesor: “Yo rogaré el Padre”, “con el Padre les mandaré el Paráclito, el Abogado, el Defensor, el Espíritu, para que esté siempre con ustedes”

Acá debemos subrayar que Cristo tiene una misión y Cristo crucificado, muerto y resucitado asciende al Padre y con el Padre nos envía al espíritu Santo. Y la misión del Espíritu Santo es que nos acompañe siempre, hasta el final de los tiempos. Va a permanecer con nosotros, no nos deja huérfanos, no nos abandona, está, estuvo y estará siempre con nosotros. La presencia de Cristo está dentro de nosotros, está al lado de nosotros y camina con nosotros. Por eso no hay que tener miedo.

Ustedes dirán ¿por qué Dios está tan interesado en los hombres? Porque Él fue quien nos creó, nos redimió y nos santificó. San Juan Pablo II, al iniciar su pontificado, escribió la encíclica La Redención de Hombre donde dijo algo fundamental y extraordinario “el hombre es el primer camino de la Iglesia”.

La Iglesia tiene un camino y debe tener en cuenta al hombre, de allí la importancia del trato con los hombres, el testimonio que debemos vivir, que tenemos que dar, el camino de fe, el camino del amor; tenemos que superar las tensiones y contrastes y hacerlo con la mansedumbre, con la buena conciencia, con el respeto recíproco, el saber sufrir superando el mal con el bien y traducir en concreto el amor de Cristo, saber dar razones de esperanza y hacer creíble la misión del Evangelio

Pidamos al Señor, sabiendo que Él está unido al Padre -y que con el Padre son una misma realidad-, que tengamos la capacidad de guardar sus mandamientos y que su espíritu esté en nosotros, en esta Pascua, como una vida nueva, como una esperanza, como un triunfo del amor y la alegría.

Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén