P E N T E C O S T É S  (Juan 20, 19-23)   (1)

¡El Espiritu Santo: El “Divino reemplazo”de la Persona de Jesús!

- A propósito de la Fiesta de Pentecostés, me viene a la memoria un episodio ocurrido al Apóstol San Pablo y que recoge San Lucas en los Hechos de los Apóstoles. Es el siguiente:

- En una de sus correrías el Apóstol llegó a Éfeso, encontró a unos discípulos y les preguntó: “Habéis recibido el Espíritu Santo al abrazar la fe?Ellos, con una sinceridad aplastante, le responden: “Ni siquiera hemos oído hablar de que exista un Espíritu Santo” (Hechos, 19.2)

- Si hiciéramos hoy la misma pregunta a una inmensa mayoría de cristianos, no voy a decir que contestaran lo mismo porque, después de XX siglos, ¿quién no ha oído hablar de que, existe un Espíritu Santo? Pero…,¿cuántos de estos cristianos tienen un sólido conocimiento de esta Tercera Divina Persona y de la función, tan fundamental, que tiene encomendada en nuestra vida ésta Tercera Persona de la Stma. Trinidad? Para una inmensa mayoría de cristianos el Espíritu Santo sigue siendo, “El Gran Desconocido” (Antonio Royo Marín) Y, ¡claro!, como reza el axioma: “Nihil volitum quin praecognitum = ¡No podemos amar lo desconocido!

-  Los cristianos, sólidamente formados, que se atienen a las palabras de Jesús, sabemos que, el Espíritu Santo ¡nos es absolutamente indispensable! Así nos lo transmitió Jesús y sus Apóstoles en reiteradas ocasiones:

            1º) “No os dejaré huérfanos…..”  “Yo rogaré al Padre para que os envíe el Paráclito, para que esté siempre con vosotros. El es, el Espíritu de la verdad, que no puede recibir el mundo, porque ni lo ve ni lo conoce; vosotros, por el contrario, lo conocéis porque vive en vosotros y está en vosotros” (.Jn.14, 15-18)  

2º) “El Paráclito, el Espíritu Santo a quien mi Padre enviará en mi nombre, hará que recordéis lo que yo os he enseñado y os lo explicará todo”. (Jn.14, 26)

3º) “¿O es que no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y que habita en vosotros?” (San Pablo, 1 Cor. 6,19)

 

-  Que el día de Pentecostés nos sirva para recordarlo y percatarnos de que, aquella extraordinaria transformación que se operó el día de Pentecostés en la vida de los primeros, es la misma que el Espíritu Santo quiere realizar ahora en la vida de cada uno de nosotros. Pongámonos “a tiro” de su Gracia, sobre todo, a través de la Oración y de los Sacramentos.

                                                                                                Guillermo Soto