COMPARTIENDO
EL EVANGELIO
Reflexiones
de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas
por radios de Capital y Gran Buenos Aires)
décimo segundo durante el año,
Ciclo A
Evangelio
según San Mateo 10,26-33 ciclo A
Jesús
dijo a sus Apóstoles: “No teman a los hombres.
No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba
ser conocido. Lo que yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo
que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los
que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquel que
puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno. ¿Acaso no se vende un par de
pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin
el consentimiento del Padre que está en el cielo. Ustedes tienen contados todos
sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. Al que me
reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre que
está en el cielo. Pero yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquel
que reniegue de mí ante los hombres."
¡NO
TENGAN MIEDO!
Estamos hablando de un tema muy
importante: la persecución y la suerte que pueden correr muchos discípulos por
ser creyentes, por ser cristianos, por ser humanos. ¡Cuánta gente ha perdido la
vida trágicamente! Pensemos en Siria, en Irak, y en tantos otros lugares que,
por el solo hecho de ser cristianos, han sido eliminados de este mundo. Por
llevar la cruz, por leer el Evangelio, por tener otra creencia, se los mata.
¡Cuántos atentados de gente fanática!, uno nunca sabe cuáles son las
motivaciones últimas, de sus movimientos, de su estrategia y de sus ataques.
Ciertamente el mal y lo malo están presentes. Muchas veces pareciera que es más
fuerte el mal que el bien.
Veamos las cosas que suceden en
nuestra patria: tanta disolución, tanta mentira, tantas mezquindades, tantos
intereses particulares. Observemos todos los problemas que existen en nuestra
sociedad, que habría que diluirlos porque afectan demasiado: la corrupción, la
falta de justicia, el mal uso de ella. ¡Tantas cosas que nos van debilitando!
La pérdida del bien común, la falta de verdad, la falta de justicia. ¡Qué
difícil se hace, a veces, pensar y obrar bien!
Sin embargo, hay algo que tiene que
resonar en lo más profundo de nuestro corazón: ¡no tengan miedo!, ¡hay que
vivir en la verdad!, ¡hay que vivir en las cosas grandes!, ¡hay que vivir en las
cosas importantes! No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el
alma. Más bien hay que tenerle miedo a aquel que puede arrojar el alma y el
cuerpo al infierno.
Usted que tiene familia, usted que es
educador, usted que tiene un cargo, que es político, usted que es ama de casa,
madre de hijos; vos que sos hijo, que sos hermano, los abuelos, ¡reaccionemos, vivamos sin miedo,
busquemos siempre la verdad, la honestidad y la justicia, para el mundo, para
la Iglesia y para nuestra patria!
Si al Maestro, Jesús, lo persiguieron
¡por qué no a sus discípulos! ¡No tengan miedo porque ustedes valen más que
muchos pájaros!
Les dejo mi bendición: en el Nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén