Queridos hermanos y hermanas,
En una de las misas que celebramos
en la capilla de las apariciones de Fátima, en la peregrinación que este verano
hicimos con los más de doscientos jóvenes de
nuestra diócesis, el sacerdote al acabar dijo unas palabras que nos hicieron
pensar a todos: “María no es el centro,
pero está en el centro”. Es una frase de un sacerdote católico, Joseph Kentenich, fundador del Movimiento Apostólico
de Schoenstatt.
En esta Solemnidad, en esta misa de Fiesta Mayor, me parece
muy oportuno glosar esta afirmación.
María no es el centro. El centro del cristianismo es
Jesús. Para los cristianos,
Dios no es invisible
Dios no está escondido
Dios no es el gran desconocido
Dios no es una idea
Dios no es una creencia
Dios no es una entidad abstracta
Para los cristianos Dios tiene un rostro, el de Jesús de
Nazaret. ¡Jesús es Dios! Es la gran afirmación, y la más escandalosa de todas,
que hace el cristianismo.
En el proceso contra Jesús, los judíos hay un momento que
le dicen: “porque tú que eres un hombre te haces Dios”.
Nuestra fe, la Iglesia, los sacramentos, la oración, se fundamentan
en que Jesús es Dios. Un Dios, Jesús, que ha acampado entre nosotros (lema de los
campamentos de este año), y lo ha hecho no para darnos cuatro consejitos: sed buenos,
no matéis, no robéis, no adulteréis... Todo esto ya estaba en los diez mandamientos.
Él viene para hacer de nosotros hombres nuevos y mujeres
nuevas. Para hacer en nosotros una nueva creación, para recrearnos, al comunicarnos su
Espíritu, su principio vital, y de esta manera llegar a ser libres de la tendencia
al mal que habita en nosotros... Dice San Pablo, a los cristianos de Galacia, haciendo una redundancia curiosa: “Para que gocemos de libertad, Cristo nos ha
hecho libres” y “Vosotros, hermanos,
habéis sido llamados a la libertad” (Ga 5, 1 y 13)…
¿Es este Jesús, tu centro? ¿O quizás, tu centro es una práctica
religiosa donde no te encuentras con Jesús?
¿Es este Jesús, tu centro? ¿O quizás tu centro es una
praxis moral sin arraigo con él? ¿Es Jesús tu centro? ¿O quizás lo son unas ciertas
creencias que no te comprometen a nada?
“María no es el centro, pero, está en el centro”. Jesús es
el centro, no María. Pero, María está en el centro:
María nos dio a Jesús
María nos lleva a Jesús
María nos enseña a seguir a Jesús
María con su vida nos ilumina
para vivir según el estilo de Jesús
Y, finalmente, y esto podríamos
decir que cierra el círculo, Jesús nos da a María desde la cruz como Madre.
Todo en María remite a Jesús,
María nos quiere llevar a Jesús, y, es Jesús mismo quien nos la da como Madre. Y el círculo se cierra. Sin esta
donación final de Jesús faltaría alguna cosa, habría quedado la piedad mariana
coja,... Pero, que en el momento culminante de la redención de Jesús, él nos dé
a su madre como madre nuestra, esto tiene
una transcendencia vital para la espiritualidad de todo cristiano. Y hace que
María esté en el centro...
Y, todo ello nos ha de llevar,
a nosotros, a que María esté en el centro de nuestra vida espiritual... No puede
haber ningún otro lugar para ella, por esto es asunta al cielo en cuerpo y alma...