14 de Septiembre; Fiesta
de
En este día
En el evangelio de hoy se
narra el final de la conversación de Jesús con Nicodemo. Le había hablado de
otra vida que debemos tener por medio del bautismo y cómo esa vida se
conseguirá por medio de la entrega y de la cruz. Pero todos los que la admitan
y la miren, buscando la salvación, la encontrarán. Y le pone el ejemplo de la
serpiente del desierto en tiempos de Moisés. Los que la miraban se sanaban de
las mordeduras de serpientes. No era por la virtud de una imagen, sino por la
fe en Dios. La primera lectura nos recuerda esa escena del Antiguo Testamento.
En la segunda lectura nos
dirá san Pablo cómo Dios se anonadó hasta hacerse hombre y hasta morir en la
cruz, que era la mayor ignominia; pero por ese anonadamiento llegó a la
glorificación. Hay algunos que creen que la religión cristiana es coercitiva y
opresiva, llena de temor, como si fuese un culto al dolor y al sufrimiento.
Con la cruz nos demostró
Jesús el mayor amor hacia la humanidad. En el evangelio se dice esa frase, que
parece ser ya como una explosión del evangelista inspirado por Dios: “Tanto amó
Dios al mundo que le entregó a su Hijo”. Y lo hizo para que nosotros pudiéramos
salvarnos. La cruz no es el final. Dios no puede querer el sufrimiento por el
sufrimiento. Dios quiere nuestra felicidad. Pero existe la cruz, porque existe
el pecado. Si la cruz es terrible es porque el pecado es terrible. Sólo por la
cruz se puede comprender lo horrendo y malo que es el pecado, para que nos
apartemos de él.
En esta vida todos tenemos
cruces; pero llevadas junto a Cristo y con Él cambia de color. Hay cruces,
porque esta vida es imperfecta y nosotros la hacemos peor. Jesús nos dijo que
tomemos nuestra cruz y le sigamos. Toda la alegría y la gran esperanza de la vida
eterna consiste en seguir a Jesús. Para ello debemos
tener la virtud del desprendimiento hasta llegar a anonadarnos. Para ello hay
que vencer el egoísmo, lo cual es muy difícil, imposible con nuestras fuerzas,
pero posible con la gracia de Dios.
Invoquemos la protección de