29ª semana del tiempo
ordinario. Martes: Lc 12, 35-38
En la primitiva cristiandad
se solía insistir en la segunda vuelta del Señor, y muchos la creían como algo
inminente. Esto hacía que algunos se despreocupasen por las cosas terrenas. Y
por eso san Pablo escribió contra esa mala tendencia diciendo que en esta vida
hay que trabajar, buscando un digno desarrollo material por el bien de los
hermanos, pero en estado de espera y de vigilancia, como nos había enseñado
Jesús.
Hay varios momentos en los
evangelios, en que Jesús nos habla de esta vigilancia. Para ello pone varios ejemplos. En varias
ocasiones habla de que hay que estar vigilantes como uno que prevé que puede
venir el ladrón. Otras veces habla de tener las lámparas encendidas, como las
muchachas que esperan al novio. Hoy nos habla también de bodas; pero se fija en
lo que sucedía cuando un amo de casa era invitado a unas bodas. Al volver le
gustaba que sus criados estuvieran atentos para abrirle la puerta. Porque
sucedía que las bodas tenían más o menos una hora fija de comienzo, pero no lo
tenían de final. De modo que los criados no podían saber la hora en que
volvería su amo. Podía ser a media noche o a la madrugada. Prácticamente el
participar en una boda era casi la única ocasión en que se llegaba a casa en
hora tardía e imprecisa. Jesús nos pone ese ejemplo para decir que le debemos
estar esperando, no durmiendo, sino en plan de servicio y con la luz encendida.
Lo de la luz encendida y
las lámparas, lo comentamos cuando lleguen otros momentos del evangelio. Hoy
nos fijamos principalmente en que Jesús quiere que le esperemos estando en plan
de servicio. Esto es lo que significa “con la ropa ceñida”; o, como otros
traducen: “con el delantal puesto”. Esta frase traía recuerdos de cuando los
israelitas salieron de Egipto. Dios les mandó que tomaran aquella cena, que era
Jesús mismo nos da ejemplo
de su actitud de servicio o hacer el bien durante toda su vida; pero
especialmente cuando en
Debemos estar vigilantes
porque Cristo viene cuando menos lo esperamos. Esta venida, llena de amor, será
sobre todo al final de nuestra vida en el encuentro lleno de amor. Pero en
realidad Jesús viene en muchas ocasiones y debemos estar preparados para recibirle.
Viene con su palabra, propuesta en