LIBRES
Y FELICES
Solemnidad
de todos los Santos. A
1
de noviembre de 2017
“Vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar,
de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y del
Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos”. Nos fascina esa visión del libro del
Apocalipsis que se proclama en la primera lectura de esta solemnidad de todos
los Santos (Ap 7,2-14).
El texto nos presenta una impresionante multitud de
mártires que han ganado con su sangre la palma del triunfo. Ellos son los que
forman ese gran coro de los que aclaman y cantan: “La salvación es de nuestro
Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero”.
Paradójicamente, se nos dice que los mártires “han
blanqueado sus mantos en la sangre del Cordero”. Se han negado a adorar a los
ídolos que cada día se presentan ante nosotros exigiendo nuestra adoración. Así
que los santos son lo mejor de esta tierra. Son los que han entendido como
nadie la libertad de adorar al único que merece nuestra adoración.
LA CLAVE DE LA LIBERTAD
En estos días, por todas partes se
exalta el ideal del ser humano, la grandeza y los derechos de la persona. Pero
las opiniones se dividen cuando se trata de señalar qué es el hombre y cuáles
son las notas que lo definen. En qué consiste su dignidad.
Unos afirman que todos los hombres
son libres pero olvidan que han de ser también solidarios entre sí. Otros
afirman que todos los seres humanos son iguales, pero inmediatamente arremeten
con fuerza contra los que no se identifican con ellos.
En el evangelio de este día leemos
una vez más el texto que recoge las bienaventuranzas que el evangelio de Mateo
incluye en el Sermón de la Montaña (Mt 5,1-12). Según algunos, en este texto se
proclama de forma escandalosa una ética de esclavos. No es cierto. Al
contrario. En esta proclamación está la clave de la libertad.
Jesús es la Palabra de Dios y
también la imagen definitiva y perfecta del ser humano. Las bienaventuranzas
que él proclamó nos revelan la verdad última del hombre. Nos dicen qué
significa ser humano en plenitud. Nos recuerdan los valores profundos que hacen
que nuestra existencia sea humana y humanizadora.
CAMINOS DE FELICIDAD
Muchas imágenes del ser humano son
engañosas. En las bienaventuranzas Jesús nos dice qué significa ser persona. Y
nos indica en qué consiste la felicidad:
• La felicidad no está en acaparar
bienes, sino en compartirlos con los demás.
• La felicidad no está en la
violencia, sino en la humildad y la mansedumbre.
• La felicidad no está en el desdén
hacia los afligidos, sino en la compasión.
• La felicidad no está en la
instalación, sino en la búsqueda del bien y la justicia.
• La felicidad no está en la
indiferencia ante los otros, sino en la misericordia.
• La felicidad no está en la
mentira, sino en la limpieza del corazón.
• La felicidad no está en promover
el conflicto, sino en la lucha por la concordia
• La felicidad no está en la
apostasía, sino en la fidelidad a la fe y al amor.
- Señor Jesús, nosotros proclamamos
que solo tú eres Santo. Que tu ejemplo y tu palabra nos ayuden a seguirte por
el camino que han seguido todos los santos que en el mundo han sido. Tú que
vives y reinas y nos esperas por los siglos de los siglos. Amén
José-Román Flecha
Andrés