Examen final

 

La vida del ser humano es una lucha sin cuartel, un combate a prueba de esfuerzos, sacrificios, vencimientos, confrontaciones. Nada se nos da por casualidad, por méritos adquiridos o ganados por condescendencias.  Pasamos a diario por exámenes, evaluaciones, concursos, competencias. ¡Todo esto tan insustancial y antipedagógico! Vivimos en una sociedad arribista, elitista, excluyente. Es la desilusión lenta de nuestros sueños.

Lo definitivo de nuestra existencia será el examen final. Y no nos examinarán de títulos, pergaminos, sangre azul o verde, clase social, riquezas o poderes. ¡NO! Eso no entra como materia de este último paso en la prueba final. Sólo, y qué bien saberlo y poderlo decir a voz en cuello, “nos examinarán sobre el AMOR”. Asignatura pendiente en nuestras vidas, relaciones humanas, sentido de la solidaridad y construcción en madurez.

La escuela del discipulado es una escuela de amor, hasta la vida misma, hasta entregarnos en total oblación por el Reinado de Jesús y su Proyecto de salvación universal. Es un aprendizaje muy lento que dura toda la vida y se va enriqueciendo con detalles simples, palabras, miradas oportunas, acogida y capacidad abrumadora de perdón, reconciliación, sanación, misericordia. Es un vaciamiento de cada uno dejando en el camino la carga de nuestra miseria abultada en egoísmos y vanidades inútiles.

Jesús sienta cátedra en un repaso sencillo y aleccionador: ¿Hiciste esto con el más pequeño de mis hermanos y hermanas? ¿Lo hiciste de verdad con quienes no iban a poder recompensarte, dada su situación extrema? ¿Lo hiciste sin que la mano derecha  supiera lo que hacía la izquierda? ¿Y qué es ESTO, materia del examen? Dar de comer, vestir, visitar, amar, perdonar, compartir… Tan simple como ESTO: Hazlo y ganarás tu examen…

Cochabamba 26.11.17

jesús e. osorno g. mxy

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