«NO HACEN LO QUE DICEN»

Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas, 

para el 31° domingo durante el año 

[5 de noviembre de 2017] 

 

En este domingo el texto del evangelio (Mt 23,1-12) nos señala la hipocresía y vanidad de algunos que ejercen el poder sin servir a los demás y sin dar testimonio de lo que dicen: «ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen». San Mateo, en el evangelio hacía referencia a la hipocresía y la vanidad de los escribas y fariseos, pero sabemos la vigencia que tiene este texto al evaluar nuestra realidad tanto en la sociedad como en nuestros estilos de convivencia eclesial. Nuestra gente sigue escuchando a dirigentes que «no hacen lo que dicen».

Probablemente en esto que Jesucristo, el Señor, nos señala y que lamentablemente tiene tanta vigencia, se fundamenta la profunda crisis de credibilidad que hay en nuestro tiempo. Esta crisis que afecta a nuestra dirigencia se da en todos los roles que implican cierta responsabilidad social y pública, sean empresarios, políticos, educadores, sindicalistas, comunicadores, religiosos… e incluso en los mismos padres y madres que son los primeros educadores de sus hijos.

Desde ya que no podemos generalizar porque seguramente hay muchos que ejercen sus responsabilidades especialmente con la autoridad del testimonio.

En medio de estas realidades es importante subrayar la necesidad de coherencia en los estilos de liderazgo que inmediatamente replican mejorando los ambientes, las familias y las estructuras sociales.

Debemos señalar que, lamentablemente, esto de una dirigencia no creíble, no es exclusivo de algunos ámbitos de la sociedad. También en la vida eclesial se verifica este mal donde muchos cristianos, llamados a transformar las realidades temporales y que tienen tareas de conducción, terminan mimetizándose con liderazgos que no dan testimonio de lo que creen, se distancian de la gente y no aman ni sirven.

También nosotros los pastores podemos caer en la tentación del clericalismo y de un modo de pastoreo que lo distancia de la gente y lo lleva a no sentirse parte del Pueblo de Dios.

Desde el texto del evangelio de este domingo, el Papa Francisco en «Evangelii gaudium» reflexiona sobre cómo debemos relacionarnos con los demás sobre todo para que podamos no ser autorreferenciales sino más servidores y misioneros. «Es verdad que, en nuestra relación con el mundo, se nos invita a dar razón de nuestra esperanza, pero no como enemigos que señalan y condenan. Se nos advierte muy claramente: Háganlo con dulzura y respeto y en lo posible y en cuanto de ustedes dependa, en paz con todos los hombres. También se nos exhorta a tratar de vencer el mal con el bien, sin cansarnos de hacer el bien y sin pretender aparecer como superiores, sino considerando a los demás como superiores a uno mismo. De hecho, los Apóstoles del Señor gozaban de la simpatía de todo el pueblo. Queda claro que Jesucristo no nos quiere príncipes que miran despectivamente, sino hombres y mujeres de pueblo. Ésta no es la opinión de un Papa ni una opción pastoral entre otras posibles; son indicaciones de la Palabra de Dios tan claras, directas y contundentes que no necesitan interpretaciones que les quiten fuerza interpelante. Vivámoslas “sine glossa”, sin comentarios. De ese modo, experimentaremos el gozo misionero de compartir la vida con el pueblo fiel a Dios tratando de encender el fuego en el corazón del mundo.»[EG 271]        

El Señor, en el evangelio de este domingo critica con dureza a los que «no hacen lo que dicen»; pidamos la gracia de tener la humildad de revisar nuestras vidas para mejorar nuestra coherencia y ser más auténticos en el servicio.

¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!

Mons. Juan Rubén Martínez, Obispo de Posadas