XXXIV
Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
CRISTO
REY DEL UNIVERSO
Descripción:
Descripción: Resultado de imagen para CRISTO REYUn día se presentó un personaje vistiendo ricas
vestiduras, acompañado de un amplio séquito, montaba un brioso caballo blanco y
en su cabeza lucía una corona de oro y piedras preciosas y se presentó con la
pretensión de que él era Cristo Jesús que venía a buscar seguidores para su
reino. Los circundantes se rieron de él en sus propias narices y le dijeron que
Cristo nunca había conocido tales vestiduras, ni había montado en un caballo de
tal naturaleza, y nunca hubiera soportado sobre su cabeza una corona real.
Y esa es la verdad, en
vida, Cristo fue el más sencillo de todos los hombres, vistió modestamente, y
la única corona que los hombres le pusieron no era una corona de oro, sino una
dolorosa y sangrienta corona de espinas.
Con todo, nada quita que verdaderamente sea él el Rey de toda la
Creación, ante quien debe doblarse toda rodilla en el cielo y en la tierra y
otra vez por contraste, Cristo quiere ser conocido y aceptado en cada uno de los hombres que poblamos este mundo. Así
lo manifiesta Cristo cuando en labios de San Mateo pinta a Cristo, que en el
último día de este mundo congregará a todos los hombres de todas las naciones
para dar a cada uno según sus obras, pero por aquello de “tuve hambre, tuve
sed, estuve desnudo, fui migrante…y ustedes me socorrieron, lo cual quiere
decir que Cristo no condenará gratuitamente a nadie, ni busca la muerte de
nadie, cada quien será responsable de su propio destino, haciendo mención de
que cada uno tiene los dones necesarios para hacer un buen papel y mostrarse
como fiel seguidor de Cristo Rey del universo.
Entendamos que Cristo
que no quiso ser rey a la manera de los hombres, quiere en cambio ser pastor,
pero un pastor responsable, amoroso de las ovejas que se le han confiado y que
quiere ser solidario con sus ovejas:” Así como un pastor vela por su rebajo
cuando las ovejas se encuentran dispersas, así velaré yo por mis ovejas e iré
por ellas a todos los lugares por donde se dispersaron un día de niebla y
oscuridad”. Y vaya que hay tantos caminos en los que los hombres se han perdido
y han errado el camino pensando que los caminos de luces y de oropel son los
caminos mejores y más cómodos. ¡Qué errados se encuentran, pues los caminos de
salvación son cuesta arriba y llegan su
alto grado de dificultad, pero son caminos que llevan a la paz, a la alegría y
definitivamente a la salvación.
Y hay que agradecer a
Cristo su bondad, su dedicación y la entrega al bien de las ovejas que se le
han confiado: “Yo mismo apacentaré a mis ovejas, yo mismo las haré reposar,
bucare la oveja perdida y haré volver la descarriada, curaré a la herida,
robusteceré al débil y a la que está
gorda y fuerte la cuidaré. Yo las
apacentare con justicia”-
Tenemos un pastor
seguro. No se arredra frente a la tempestad y se opone a costa de su vida a
quien quiere arrebatar las ovejas de sus manos.
Por favor, entonces, no
ofrezcamos coronas de oropel a Cristo, que no se dejará corromper, sino más
bien entreguemos un corazón entero, colaborando a la salvación de todos los
hombres, conforme al deseo de Cristo Jesús. ¡Viva Cristo Rey!