COMPARTIENDO
EL EVANGELIO
Reflexiones
de Monseñor Rubén Oscar Frassia
(Emitidas
por radios de Capital y Gran Buenos Aires)
SOLEMNIDAD
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO
Evangelio
según San Mateo 25,31-46 (ciclo A)
Jesús
dijo a sus discípulos: "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria
rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones
serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor
separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a
su izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan,
benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado
desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer;
tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me
vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'. Los justos le
responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer;
sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos;
desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'. Y
el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más
pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'. Luego dirá a los de su
izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado
para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de
comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron;
desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'. Estos, a su
vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o
desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'. Y él les responderá: 'Les
aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos,
tampoco lo hicieron conmigo'. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida
eterna".
QUE CRISTO REINE EN NUESTRO CORAZON
Jesucristo es el Pastor, el Rey, y
todo se define en Él. Es el Señor, el fin de toda la historia, de las
civilizaciones, es el centro del género humano, es la alegría de cada corazón,
la plenitud de toda aspiración humana. Es importante reconocer que Cristo está
presente y recapitular en Él todas las cosas; las del cielo y las de la tierra.
Él es el principio y el fin. Él es el alfa y la omega, como bien se lee en
Apocalipsis.
Nuestra vida se mueve como en dos
términos: uno es el cielo, lo que Dios viene a hacer con su Juicio Final; y
otro es el movimiento que cada uno de nosotros tiene. El primero es el estado
de conclusión y de gloria, y el otro es una etapa de movimiento. Nosotros,
fundamentalmente, estamos en movimiento donde cada uno tendrá que rendir
cuentas de todo lo que hizo, hace y seguirá haciendo, en el reconocimiento a
través de la misericordia, del servicio, de la bondad -ofrecer un vaso de agua
al sediento, vestir al desnudo, visitar al preso, visitar al enfermo-; todas
obras de misericordia ya sean espirituales o corporales; el servicio que uno
puede hacer sabiendo que lo hacemos a una persona en concreto pero también lo
hacemos a Él, porque Él se identifica con la situación de cada uno de los
sufrientes, cada uno de nosotros.
Ahora bien, tenemos que seguir
preparándonos para que Cristo reine en nuestro corazón, para que la verdad esté
presente en nuestra vida, para que el pecado no nos esclavice; para ser
apasionados por la verdad del hombre, por la promoción integral del hombre, a
creer y ayudar de verdad a los hombres, a amarlos no a usarlos, ni
manipularlos, ni dejarlos que sigan estando abajo, sino que compartan con
nosotros y cada uno suba donde tiene que subir, pues Cristo reina en nuestro
corazón. Y recordemos que vivimos ya la etapa final, pero que la estamos
preparando convenientemente en el aquí y ahora.
Les dejo mi bendición: en el Nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén