COMPARTIENDO EL EVANGELIO
Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar
Frassia
(Emitidas por radios de Capital y Gran
Buenos Aires)
Primero de Adviento. Ciclo B
Evangelio según San Marcos 13,33-37
(ciclo B)
En aquél
tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado y estén prevenidos,
porque no saben cuándo llegará el momento. Será como un hombre que se va de
viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y
recomienda al portero que permanezca en vela. Estén prevenidos, entonces,
porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche,
al canto del gallo o por la mañana. No sea que llegue de improviso y los
encuentre dormidos. Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén
prevenidos!".
ADVIENTO 1: ESTEMOS DESPIERTOS Y PREVENIDOS
Vemos la
importancia de este Evangelio en que todos estamos destinados y todos estamos
llamados al encuentro definitivo con Dios; Él nos recibe, sale a nuestro
encuentro, nos viene a buscar y lo que tenemos que tener claro por la fe es que
nos vamos a encontrar con Él. Eso es lo definitivo, lo cierto. Lo que es
incierto es que no sabemos cuándo. El Evangelio habla de “al atardecer, a media
noche, a la madrugada, por la mañana”, no lo sabemos pero que estamos llamados
al encuentro ¡seguro!
En atención a
ese encuentro, que es nuestra finalidad de vida -aquello que no tiene ocaso,
que no tiene fin- tenemos que prepararnos convenientemente acá. Y acá no
podemos estar dormidos, no podemos vivir como distraídos, no podemos vivir como
superficiales, sino que tenemos que estar atentos, tenemos que escuchar,
tenemos que responder y obrar responsablemente.
En esto cada
uno de nosotros tenemos una responsabilidad personal y tenemos que rendir
cuentas, tenemos que dar razones: en qué hemos gastado la vida, en qué la hemos
consumido, cómo hemos ofrecido la vida, cómo hemos servido a los demás y si
hemos obrado responsablemente.
En el andar
de la vida, uno no sólo se puede distraer sino que también se puede dormir.
Porque, a veces, la fatiga del viaje a uno lo puede cansar y allí hay que saber
tomar fuerza, reponerse para seguir caminando.
Yo no quiero
vivir en un sentido apocalíptico o trágico, pero me pongo a pensar cuando pasa
algo, hay un accidente, algún imprevisto que no podemos controlar, me pregunto
“¿cómo estará esta alma?”, “¿cómo habrá sido preparado para este encuentro?” Y
eso que puede pasarle a los demás, también puede pasarme. Por eso no hay que
dejar para mañana lo que tiene que resolver uno hoy, porque quizás para mañana
sea tarde. En vida se ama, en vida se sirve, en vida se es bueno, en vida uno
se ofrece y se entrega.
Estemos
despiertos, estemos prevenidos, estemos en actitud de espera y vigilancia; obremos
coherentemente con responsabilidad. ¡Feliz inicio del Adviento!
Les dejo mi
bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén