COMPARTIENDO EL EVANGELIO

Reflexiones de Monseñor Rubén Oscar Frassia

(Emitidas por radios de Capital y Gran Buenos Aires)

 

Cuarto de Adviento, Ciclo B

 

Evangelio según San Lucas 1,26-38 (ciclo B)

 

El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios".

 

María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó.

 

 

Adviento 4: NO DESPERDICIAR LA NAVIDAD

 

A este momento lo conocemos como la Anunciación, donde el Misterio de Dios se nos revela por medio de Jesucristo; y al hacerlo Dios le pide la aceptación a esta mujer de nuestra raza, María. Ella acepta y cree lo que Dios le dice por medio del ángel: “¡no temas María, concebirás y darás a luz un hijo!” Ella dice “no tengo relaciones con ningún hombre”; y el ángel le afirma: “la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el Niño será santo y será llamado Hijo de Dios.”

 

El misterio de Cristo, el misterio del verdadero Dios y verdadero Hombre, por medio de la Virgen. María es la unión entre lo divino y lo humano, por eso Ella es la Madre de Dios, la Madre del Hijo de Dios, Jesucristo. Ella es la síntesis que nos lleva a poder contemplar el misterio.

 

¡No desperdiciemos esta Navidad! ¡No la vivamos superficialmente! ¡No sofoquemos el nacimiento del Niño Dios! ¿No queremos reconocer?, ¿estamos agobiados, cansados?, ¿nos faltan paz, serenidad, alegría?, ¿pensamos que estas cosas se resuelven con el consumo? ¿Cosas?: la bebida, la comida, los gritos; ¡no seamos ingenuos, estas cosas no llenan el alma!

 

Lo que llena el alma es DIOS, es CRISTO ¡dejémoslo nacer de nuevo en nuestra vida!, ¡que toque nuestro corazón, para que nos convirtamos en la acción de Dios que puede hacer el milagro: convertir nuestro corazón de piedra en un corazón de carne! Ser realmente hermanos,  vivir como hijos de Dios, servir a los demás.

 

Que en esta Navidad no dejemos a nadie fuera de nuestro ámbito, en casa o donde uno se reúna que haya un lugar para otro comensal. Invitemos a alguien que esté solo porque en esta fiesta ¡nadie puede permanecer solo!

 

¡Feliz Nochebuena! ¡Feliz Navidad! Que el Niño Dios, con su llegada, nos ilumine, nos fortalezca y nos de su paz.

 

Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén