CICLO  A

 

TIEMPO DE NAVIDAD

 

SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR

 

 

Navidad, natividad. No puede convertirse en la fiesta de los comercios, que  con sus luces oculte la verdad trascendental que encierra: Es el nacimiento del  Dios verdadero, hecho hombre verdadero. Cristo es el Emmanuel, el Dios-con-nosotros, nacido en un establo de animales, al que podemos tocar y acariciar. Dios-niño débil y necesitado de ayuda y cuidados. Dios cercano.

 

El misterio salvador que hoy celebramos lo resume la oración colecta de la misa del día: Dios comparte nuestra condición humana, para que el hombre comparta la vida divina y llegue a ser hijo de Dios, que se hace hombre, igual en todo a nosotros, menos en el pecado. Incluso  en la muerte. Así es la fidelidad de Dios al hombre: Se hace  uno de nosotros. Nunca nos abandona. Siempre está a nuestro lado.

Ha aparecido la bondad de Dios y su amor al hombre (segunda lectura, misa de la Aurora). Es el mensaje más alegre de la Navidad. “Dios es pura bondad”, proclamaba el Papa Benedicto XVI en su homilía de la misa del Gallo del año 2011. Así nos ama Dios: rebajándose, poniéndose a nuestro nivel. Comparte nuestras penas y nuestras alegrías. Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, proclamamos en el Credo. Tanto nos ama Dios, que sale de sí mismo y  viene a nosotros para compartir nuestra pobre condición hasta el final. Entonces en Belén y ahora.

Dios se ha hecho pobre. Ha nacido en un establo. Sin higiene ni comodidad alguna. El Dios omnipotente, Jesús, verdadero bebé, depende del amor y del cuidado del hombre. La gloria de Dios está, en un establo. Es la  gloria de la humildad y del amor. En Belén el cielo está en la  tierra.  El cielo  está en el corazón de Dios, que es pura bondad. El amor y la humildad de Dios es el cielo.  Renuncia a su esplendor divino. Sólo el Dios-amor nos salva de esta forma.

Cristo también salva al hombre de hoy. A pesar del progreso y de la tecnología: el hombre sigue siendo un ser en lucha entre bien y mal, entre la vida y la muerte. El hombre siempre necesitará ser salvado. En la Navidad hemos de proclamar con fe y con profunda alegría que el Dios Emmanuel, el Dios-con-nosotros, hombre verdadero, es pura bondad. Y nos sigue ofreciendo también hoy su amor salvador. Es contemporáneo nuestro.

MARIANO ESTEBAN CARO