Fiesta. Bautismo del Señor (domingo
siguiente a Epifanía)
AMOR DE PADRE, CONFIANZA DE HERMANOS Y
AMIGOS
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Os lo he
dicho muchas veces, mis queridos jóvenes lectores, Juan, el remojador, en
cristiano llamado bautista, fue en su tiempo un hombre muy famoso. Creyeron sus
contemporáneos que podía ser el hombre definitivo, el momento álgido de la
historia del Israel, que sufría opresión militar y decepción religiosa. Y
resulta que nuestro Juan, hijo de Zacarías e Isabel, solo era el
personaje-bisagra entre una y otra era de la humanidad.
2.- El inicio
de la proclamación del mensaje de salvación, hecho en Siquem a Abraham, llegó a
su culminación, cuando en el Jordán el Precursor con valentía y jugándose la
vida, lo empezó a notificar. Mucha gente lo anunciaba, más que la liberación de
Israel, buscaban su liberación personal. Juan decía que tal recobro se conseguía
mediante el arrepentimiento y se otorgaba el signo de la eficacia de tal
actitud, al ser sumergido en las aguas del río santo.
3.- Llegó
quedamente el Mesías, él, Juan, ya lo había dicho que se encontraba entre el
pueblo. Lo decía inspirado, sin saber distinguirlo todavía entre la turba. Un
día e hizo visible a sus ojos, su larga permanencia en el desierto le había
hecho apto para tal visión. Lo reconoció. Siguiendo sus indicaciones, aun
sintiéndose indigno, se atrevió a bautizarlo.
4.- El
momento era de importancia suprema. Humildad+fidelidad eran cualidades juntas
de tal categoría que era necesario que, en aquel mismo momento, sucediera una
solemne Teofanía. El Hijo hundido en la corriente, el Espíritu que acude con
aspecto de paloma, el Padre con majestad proclama: Tú eres mi hijo amado, mi
predilecto. Y en el ambiente sonó un gran benévolo trueno, que todos
escucharon, no había para menos.
5.- Esta
estampa les quedó tan grabada a los que la conocieron, que la practica
primitiva de la comunidad cristiana, les movió a guardar la Eucaristía en una
figura de paloma. El Hijo estaba íntimamente unido al Paráclito, querían que se
supiera. Fue una de las primeras formas de sagrario. Las Iglesias Orientales lo
han conservado. En occidente está muy restringido tal uso.
6.- Gracias a la benevolencia de los familiares de un amigo mío, recién fallecido, prelado mitrado de rito bizantino, ha llegado a mis manos una tal Paloma Eucarística, como herencia-recuerdo suyo. No me siento digno de la posesión de tal sagrado objeto. Me contento con conservarlo con reverencia un tiempo. Después deberá pasar a alguna de las comunidades ucranianas que mi amigo con tanto amor y acierto, sirvió durante su vida. Os he contado esto, mis queridos jóvenes lectores, como confidencia que me gusta haceros y para que durante vuestros posibles viajes, si entráis en una iglesia oriental, no busquéis un sagrario como los habituales de nuestras iglesias. Ahora bien, os advierto que como nuestros Tabernáculos, seguramente estará cubierto con un lienzo llamado conopeo.