«LA SAGRADA FAMILIA»
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de
Posadas,
para la Fiesta de la Sagrada Familia
[31 de diciembre de 2017]
En el contexto del tiempo de Navidad,
la liturgia nos invita a celebrar a la Sagrada Familia de Jesús, María y José.
La familia de Nazaret, la del «Dios con nosotros», conoció el asombro del
anuncio del nacimiento virginal, la pobreza del pesebre de Belén, la
persecución y la huida a Egipto; también la misteriosa profecía de Simeón y de
la profetiza Ana, que nos relata el texto bíblico de este domingo (Lc 2,22-40), la cotidianeidad de casi treinta años de
silencio y trabajo. «La encarnación del Verbo en
una familia humana, en Nazaret, conmueve con su novedad la historia del mundo.
Necesitamos sumergirnos en el misterio del nacimiento de Jesús, en el sí de
María al anuncio del ángel, cuando germinó la Palabra en su seno; también en el
sí de José, que dio el nombre a Jesús y se hizo cargo de María». «Este es el misterio de la Navidad y el
secreto de Nazaret, lleno de perfume a familia» (cfr. AL 65)
En este domingo es necesario que los
cristianos oremos y reflexionemos sobre el modelo de familia que nos propone la
Palabra de Dios. Este tema de la familia es fundamental en la acción evangelizadora
de la Iglesia. Por supuesto que este tema no es sólo importante desde una
perspectiva religiosa, sino también desde lo antropológico, psicológico,
sociológico y cultural. Debemos recuperar el rol central que tiene la familia
como generadora de valores como la vida, la solidaridad y la justicia. Es
asombroso y merece que dediquemos tiempo a investigar y buscar las causas del
por qué este tema, que es clave para la proyección de la misma humanidad, no
cuente con el suficiente apoyo político, económico y comunicacional. Y que,
desde financiamientos y pautas internacionales y nacionales, se busque muchas
veces desarticular el núcleo de la familia y el matrimonio, hasta en los mismos
contenidos y propuestas educativas.
Por la importancia del tema de la
familia, el Papa ha planteado que desde la oración y la reflexión nos
dispongamos a pensar caminos de evangelización que introduzcan los vínculos de
las familias, y que abracemos a tantos que necesitan experimentar el abrazo
misericordioso de Dios. En el sínodo diocesano expresábamos que la familia es
uno de los tesoros más importantes del pueblo argentino y de la Diócesis de
Posadas. En esta porción de Latinoamérica, una parte importante de la población
está afectada por difíciles condiciones de vida que amenazan directamente la
institución familiar. En nuestra condición de discípulos y misioneros de
Jesucristo, estamos llamados a trabajar para que esta situación sea
transformada, y la familia asuma su ser y su misión en el ámbito de la sociedad
y de la Iglesia.
En nuestra Diócesis encontramos muchas
familias que son «casa y escuela de valores». También hay numerosos grupos
pastorales preocupados y ocupados por acompañar a las familias. Pero, por otro
lado, vemos también con preocupación el escaso grado de compromiso en las
relaciones de las parejas. El amor de la familia de Nazaret es muy distinto al
planteo que vemos en el contexto consumista de nuestro tiempo, cuando se
presenta todo como descartable y nos unimos al otro sólo circunstancialmente.
También constatamos la pérdida de valores en el seno familiar y la falta de una
pastoral orgánica que acompañe a la familia en sus diferentes etapas. La
propuesta que debemos hacer es diferente. Debemos anunciar con renovado vigor el
Evangelio del amor y de la familia. «La alianza de amor y fidelidad, de la cual vive la
Sagrada Familia de Nazaret, ilumina el principio que da forma a cada familia, y
la hace capaz de afrontar mejor las vicisitudes de la vida y de la historia.
Sobre esta base, cada familia, a pesar de su debilidad, puede llegar a ser una
luz en la oscuridad del mundo». (cfr. AL 66)
Este domingo, el último día del año,
nos invita a que pidamos a Dios por el nuevo que vamos a iniciar. Seguro que en
nuestro corazón tenemos dolores y alegrías, cosas que queremos pedir y también
agradecer a Dios. Como Obispo y Pastor quiero pedir a Dios por todos nosotros,
para que empecemos un año donde podamos crecer en justicia, en solidaridad y paz.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo
domingo!
Mons. Juan
Rubén Martínez,
obispo de Posadas