3ª semana del tiempo
ordinario. Sábado: Mc 4, 35-41
Jesús había estado el día
predicando y caminando, estaba cansado. Subió a una barca con los discípulos
para pasar a la otra orilla y se quedó dormido. Con ello nos muestra su
humanidad. El estar dormido significa salud y que estaba cansado. Y siguió
dormido a pesar de que se levantó una gran tempestad. Tan grande que los
apóstoles, que sabían de barca y de tormentas, estaban llenos de miedo. Quizá,
si Jesús hubiese estado despierto, no hubieran tenido tanto miedo; pero ahora
le gritan, y Jesús les pide calma, apaciguando la tempestad. Ya habían asistido
a otros milagros de Jesús; pero este calmar a la naturaleza les llena de una
nueva admiración.
A veces Jesús hace algunos,
pocos, milagros sólo para los apóstoles, con el fin de confirmar su fe. Es lo
mismo como cuando a ellos en particular les explicaba con mayor detalle algunas
de las parábolas. Pues iban a ser ellos los que enseñarían la fe al mundo, en
medio de dificultades y persecuciones.
Podemos aplicar este
milagro a lo que nos sucede a nosotros y lo que sucede en
Y Dios parece dormido.
Aunque en realidad Dios nunca duerme, sino que somos nosotros los que nos
dormimos en el caminar cristiano y no vemos la presencia de Dios, porque
estamos demasiado apegados a lo material. La verdad es que a veces vemos todo
demasiado oscuro. Y hasta creemos que Dios se porta mal con nosotros, que no es
justo y hasta que nos trata con crueldad. Hoy en la primera lectura se habla de
Job, el hombre paciente, que no era tan paciente al principio, porque sus
amigos le querían infundir ideas terrestres. Al final confió plenamente en
Dios, que le salvó de todos los males y, para que sirviera de ejemplo, le dio
mucho más de lo que tenía.
A veces es necesario algo
grande en la vida, aunque creamos que nos hace daño, para acercarnos a Dios.
Jesús nos enseñó más la cara amable de Dios, el Padre bueno. Aun así muchas
veces nos parece que está dormido. En esos casos debemos gritar, porque Dios
siempre está despierto, nos quiere y está dispuesto para ayudarnos. Los salmos
frecuentemente nos dicen que Dios atiende al clamor de los atribulados.
A través de las enseñanzas
de los santos padres,
Cuando nos cueste encontrar
respuestas a muchos interrogantes de la vida, vayamos a Dios Padre, que nos
ama, a Jesús que siempre permanece bien despierto en