DOMINGO
IV (B)
(Marcos, 1, 21-28)
“ |
- Cristo,
- Pero Cristo, además de su misión de Maestro, ejerce de taumaturgo, (haciendo milagros) y de exorcista, (expulsando demonios), como lo vemos en el Evangelio de hoy. Ambas funciones sirvieron a Cristo de, motivos de credibilidad para acreditar su divinidad y para avalar la autenticidad y origen divino de sus enseñanzas. A eso se refería El cuando afirmaba:
“Si no me creéis lo que os digo, creed, al menos, por mis obras”(Jn.13,21)
- Y así lo interpretaron también personajes como Nicodemo:
“Sabemos que
tu tienes que venir de Dios, porque nadie puede hacer las obras que tu haces, si Dios no está con el”. (Jn. 3, 1-2)
- La manera propia de
enseñar Jesús tenía además otra característica, que reconocían hasta sus
enemigos: que Cristo, a diferencia de como lo hacían los maestros y doctores de
Cristo transfiere esta autoridad a su Iglesia.
- Es muy consolador para nosotros saber que Cristo ha querido que esas “palabras de vida eterna” y ese, “enseñar con autoridad”, no fueran un magisterio transitorio y efímero, que terminara con su marcha de este mundo. Cristo ha querido que, esas palabras de vida eterna y ese enseñar con autoridad, se perpetuara y se siguiera ejerciendo en su Iglesia:
“Con la misma autoridad
con que me envió mi Padre, os envío yo a vosotros:
id y predicad……” (Jn., 20, 21y s.)
- Desde entonces, será
- En adelante,
por voluntad de Cristo, la “comunión”
con este Magisterio de
- Con alguna
frecuencia, en cierta Televisión tendenciosa, cuando quieren poner en tela de
juicio alguna doctrina de