TIEMPO
ORDINARIO – DOMINGO III B
(21-enero-2018)
Jorge Humberto Peláez S.J.
La
fe como invitación y seguimiento
ü Lecturas:
o Libro
de Jonás 3, 1-5. 10
o I
Carta de san Pablo a los Corintios 7, 29-31
o Marcos
1, 14-20
ü Durante
el año litúrgico, iremos recorriendo los diversos momentos de la vida pública
de Jesús, teniendo como guía al evangelista Marcos. Según los expertos, este Evangelio
fue escrito hacia el año 64 DC, cuando todavía vivían testigos de los acontecimientos
narrados.
ü Nuestra
meditación dominical estará centrada en dos aspectos particulares del capítulo
1 del Evangelio de Marcos, que acabamos de escuchar:
o “Se
ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean
en el Evangelio”.
o En
esta primera etapa de su vida apostólica, Jesús estaba formando su equipo de colaboradores
inmediatos. En este texto se nos narra el llamado que Jesús hizo a los hermanos
Simón y Andrés, y a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan.
ü Este
sencillo relato, que narra los comienzos de la vida apostólica de Jesús, es de
un hondo significado pues nos ayuda a comprender lo esencial de la experiencia
de fe:
o Muchas
personas piensan que el Cristianismo consiste en un conjunto de normas morales
que reglamentan los diferentes aspectos de la vida. Esta interpretación
jurídica y moralista los conduce a una comprensión terriblemente pobre de lo
que significa la relación con el Señor resucitado. Quienes piensan de esta
manera reproducen la afirmación de los fariseos, para quienes pertenecer al
pueblo de la promesa consistía en cumplir una larga lista de preceptos y con
ello garantizaban su salvación.
o Otras
personas piensan que el Cristianismo consiste en un robusto conjunto de
principios doctrinales, que deben ser estudiados y aprendidos por los miembros
de la comunidad creyente. Esta comprensión puramente intelectual de la fe haría
del Cristianismo una escuela de pensamiento, como tantas otras que han
aparecido a lo largo de los siglos.
ü En
el relato evangélico que acabamos de escuchar, Marcos nos explica qué es lo
central de la experiencia de fe, que va mucho más allá de la normatividad jurídico-moral
y de la apropiación intelectual de unas doctrinas.
ü En
Marcos leemos: “Se ha cumplido ya el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca”.
Con estas palabras, Jesús explica a sus coetáneos que todos los anuncios que
Yahvé había hecho a su pueblo a través de mensajeros, son ya una realidad: “Se
ha cumplido el tiempo”. Ahora bien, este cumplimiento de las promesas se lleva
a cabo en un formato muy particular, pues Jesús había venido para anunciar la
buena noticia de la salvación, no a los poderosos y controladores de la verdad,
sino a los excluidos de la sociedad.
ü “El
Reino de Dios ya está cerca”. Cuando Jesús habla del Reino de Dios no está
haciendo referencia a unas estructuras de poder político, como lo esperaban
muchos de sus contemporáneos, sino que se refería a un orden espiritual nuevo,
que se debía construir desde lo más profundo del corazón y que exigía cambio de
actitudes. Llevados de la mano por el evangelista Marcos, que nos narra los
milagros y las catequesis de Jesús, iremos comprendiendo que el Reino de Dios
es como un campo en el que el sembrador ha depositado unas semillas, o como una
lámpara encendida, o como un grano de mostaza. Dejémonos sorprender por los
sencillos relatos de Marcos; así iremos descubriendo la persona de Jesús y la
riqueza de su mensaje.
ü “Arrepiéntanse
y crean en Evangelio”. En sus primeras intervenciones públicas, Jesús prepara
el terreno para realizar su anuncio. Hace un llamado a la transformación
interior. Solamente si se produce un cambio en las actitudes, podremos abrirnos
al anuncio que nos hace. Pero si seguimos anclados en nuestros prejuicios y
egoísmos, seremos impermeables a la novedad de vida que nos propone. La auténtica
conversión del corazón es condición esencial para acoger la buena noticia del Reino.
ü En
este primer capítulo del Evangelio de Marcos también se nos describe el proceso
de selección de los primeros discípulos. Jesús no se dirigió a los lugares que
frecuentaban los doctores de la Ley. Sabía que ellos, en su soberbia,
rechazarían este llamado a la conversión interior. Por eso se dirigió a la
orilla del lago de Galilea, allí donde trabajaba la gente sencilla y honrada.
Ese era el perfil que quería darle a su equipo apostólico.
ü ¿Cuál
es la metodología de Jesús para reclutar a sus futuros discípulos? Hace una
invitación que contiene una propuesta: “Síganme y haré de ustedes pescadores de
hombres”. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron”.
ü Para
poder valorar la intensidad de este encuentro, recordemos las experiencias que
cada uno de nosotros ha vivido cuando se nos ha presentado la oportunidad de
cambiar de trabajo; antes de dar una respuesta, analizamos muy cuidadosamente
quién nos hace la propuesta, exactamente qué nos propone, cuál será el sueldo
que recibiremos y qué seguridades tendremos de que el asunto va en serio…
Ninguno de nosotros da respuesta afirmativa a la primera oferta que nos hacen.
El encuentro de Jesús con estas dos parejas de hermanos (Simón y Andrés, Santiago
y Juan) debió ser de una enorme intensidad. Ellos quedaron cautivados por la
energía y la bondad que irradiaba este hombre. Por eso dejaron sus redes y lo siguieron;
sus vidas dieron un giro radical.
ü Esta
escena nos muestra cómo la fe es un llamado que nos hace el Señor para
seguirlo. No es un asunto de discursos moralizantes ni de cursos de teología.
Es una relación de confianza que implica la totalidad de la persona. Esta
pedagogía de Jesús con sus primeros discípulos nos debe llevar a una revisión
de las estrategias de formación religiosa. La gente no está para escuchar
aburridos discursos en un lenguaje distante e incomprensible. Hay que ofrecer
unas modalidades de formación religiosa experienciales, participativas, en las que
se vaya descubriendo la espiritualidad a través del servicio a los demás. Allí,
en el encuentro con los otros, surgirán las preguntas sobre el sentido de la
vida, quién es Dios, qué significa Jesucristo.
ü Que
esta sencilla meditación sobre las primeras actividades de Jesús nos ayude a
entender la fe como un llamado que nos hace el Señor a compartir su propuesta del
Reino que ha venido a instaurar.