TIEMPO
ORDINARIO – DOMINGO V B
(4-febrero-2018)
Jorge Humberto Peláez S.J.
jpelaez@javeriana.edu.co
UNA
OBRA DE TEATRO LLAMADA “SOMBRAS Y LUCES
DE
LA EXISTENCIA HUMANA”
ü Lecturas:
o Libro
de Job 7, 1-4. 6-7
o I
Carta a los Corintios 9, 16-19. 22-23
o Marcos
1, 29-39
ü Después
de escuchar la proclamación de la Palabra de Dios, nos sentimos como si
estuviéramos asistiendo a la representación de una impactante obra de teatro,
que se desarrolla en dos actos:
o El
primer acto se llama “Sombras de la existencia humana”. Allí Job nos describe
su dolorosa experiencia de despojo total: perdió su familia, sus bienes, su
salud. Todo esto lo hunde en una profunda depresión. Pero jamás pierde la fe en
el Dios de la Alianza.
o El
segundo acto se llama “Luces de la existencia humana”. Aquí aparece Jesús
quien, con profunda sensibilidad ante el dolor humano, cura a la suegra de
Pedro y a muchos enfermos que trajeron para que los aliviara de sus dolencias.
ü Los
invito, entonces, a analizar lo que sucede en este primer acto, titulado “Sombras de la existencia humana”:
o Job
disfrutaba del bienestar al que aspiramos los seres humanos. La vida le
sonreía. Pero Dios lo pone a prueba. Después de tenerlo todo, vive la terrible
experiencia del despojo total.
o Para
comunicarnos las precarias condiciones en que se encuentra, compara su vida a
la de tres personajes que, en esa época, vivían en medio de muchas dificultades
y limitaciones; dice que su existencia es como la de un soldado, o como la de
un jornalero, o como la de un esclavo. Con estas imágenes nos dice que, como en
aquellos tiempos no se hablaba de derechos humanos ni existía la seguridad
social, estos personajes la pasaban muy mal.
o El
texto nos sugiere que ha caído en una profunda depresión, pues no ve una luz al
final del túnel: “Mis días corren más aprisa que una lanzadera y se consumen
sin esperanza”.
o Job
es un símbolo del dolor humano y encarna la situación que, a lo largo de la historia,
han vivido millones de seres humanos, en condiciones lamentables. No culpemos a
Dios, como si fuera el responsable de este inmenso dolor. La culpa recae en el
egoísmo humano: Millones de personas padecen hambre, pero en los países ricos
se desperdician toneladas de alimentos; en muchas zonas del mundo hacen falta
acueductos, escuelas y hospitales, pero el dinero se gasta en armamentos.
o Job
es el símbolo de los desposeídos; en su caso, se trata de una prueba a la
solidez de su fe; en el caso de los pobres del mundo, la responsabilidad recae
en los que controlan el poder. No seamos ingenuos como para creer que estos desequilibrios
serán corregidos por las fuerzas del mercado.
o El
papa Francisco en su encíclica Laudato si
sobre El Cuidado de la Casa Común, pone de manifiesto la conexión entre los
problemas sociales y ambientales, y propone la ecología integral, que inspira un
nuevo modelo económico y una conversión ecológica, que significa transformación
de la falsa escala de valores de la sociedad de consumo.
ü Después
de profundizar en el dolor que nos presenta este primer acto, al que hemos
llamado “Sombras de la existencia humana”, vayamos al texto del evangelista
Marcos, que nos muestra a Jesús curando las enfermedades. En la introducción a
esta meditación, nos hemos referido a este relato como el segundo acto de una
obra de teatro; el segundo acto se llama
“Luces de la existencia humana”:
o Después
del dolor estremecedor que nos comunica Job, aparece una realidad diferente.
Jesús es el personaje principal; y los personajes secundarios son la suegra de
Pedro, los enfermos y los endemoniados. Jesús encarna los sentimientos más
nobles: comprensión del dolor humano, voluntad de servicio, misericordia. Su
corazón se estremece ante el sufrimiento de los hermanos.
o Hay
diversas maneras de VER el sufrimiento: Muchos pasan junto a él, y lo ignoran,
o lo rechazan con fastidio, y exigen que los pobres y enfermos desaparezcan de
los lugares públicos. Hay una segunda manera de VER el drama del sufrimiento;
es a través de los ojos de los sociólogos y antropólogos, que recogen
estadísticas, realizan estudios poblacionales y después publican artículos y presentan
ponencias en Congresos; para los científicos sociales, la pobreza y demás
carencias son casos de estudio, objetos que se analizan. Y hay una tercera
manera de VER el sufrimiento humano; es verlo con ojos de misericordia; es la
mirada de Jesús, y es la mirada que nos pide el papa Francisco.
o Jesús
se siente profundamente conmovido, y usa su poder para devolver la salud y transformar
la vida de estas personas.
o Nos
dice el evangelista Marcos que Jesús, después de una intensa jornada de
trabajo, se retiró a descansar y después fue a un lugar solitario para orar. En
diversas páginas de los Evangelios se nos habla de la oración de Jesús, cuya
vida apostólica se nutría de una profunda intimidad con su Padre.
ü Siguiendo
esta imagen de la obra de teatro, que ha sido el hilo conductor de esta
meditación, podemos afirmar que el texto de san Pablo en su I Carta a los Corintios
es como la última escena del segundo
acto. En ella, Pablo nos cuenta su experiencia como evangelizador. Después
de haber tenido un encuentro con Jesús resucitado en el camino de Damasco, ¿cuál
es su comentario? “¡Ay de mí, si no anuncio el Evangelio!”. La experiencia que
ha vivido no puede permanecer en el ámbito puramente individual. Exige ser compartida.
ü Decimos
que este texto de la Carta de Pablo podría considerarse como la última escena
del segundo acto, pues este Jesús misericordioso que se manifiesta en el relato
evangélico, capaz de vencer el dolor y la enfermedad, debe ser anunciado a
todas las gentes. Él ha triunfado sobre la muerte y el pecado, y nos ofrece un
mundo nuevo, que llamamos el Reino de Dios.
ü Es
hora de terminar esta meditación dominical. Hemos interpretado los textos bíblicos
de este domingo como el guion de una obra de teatro, a la que hemos dado el nombre
de “Sombras y Luces de la existencia humana”, siendo el relato de Job el primer
acto, el de las “Sombras”; y el segundo acto, el de las “Luces”, tiene como
protagonista al Señor misericordioso, que cura el sufrimiento de la gente.
Finalmente, el apóstol Pablo nos expresa la necesidad que siente de compartir
su experiencia del Señor resucitado, vencedor de la enfermedad, de la muerte y
del pecado.