CICLO A

TIEMPO DE CUARESMA

II DOMINGO

Por el camino cuaresmal seguimos avanzando hacia la pascua de muerte y resurrección de Cristo, que celebraremos y recordaremos en la Semana Santa. La pasión es el camino hacia la resurrección, se proclama en el prefacio de este domingo. Lo fue para Jesús, muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación: Él “destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal”. De la pasión a la resurrección: es el camino también para todo el que quiere seguir a Cristo. En la Eucaristía se actualiza este paso-pascua de Cristo, que nos ofrece en comida su Cuerpo glorioso, marcado con las llagas de su pasión y muerte, para que nosotros vivamos muertos al pecado y vivos para Dios.

La vida del cristiano es un camino de fe. Como Abrahán, que fiado en la palabra de Dios, “marchó como le había dicho el Señor”. Sal y marcha: de tu tierra y de tu parentela hacia la tierra que te mostraré. Cristo no es una costumbre ni un rito, sino una persona, el Hijo de Dios

vivo, del que nos fiamos con todo nuestro ser, al que amamos con todo el corazón y al que hemos de escuchar y seguir, alimentando nuestra vida con su Palabra.

“Estamos verdaderamente llamados por gracia a conformarnos con Cristo, el Hijo del Padre, y a ser transformados por Él”, nos recuerda el Papa Francisco en su Exhortación sobre la Palabra del Señor: ser hijos en el Hijo único de Dios y vivir y morir con Cristo y como Cristo. Es la pascua del cristiano. Así responderemos a su Palabra. Él nos ha salvado y nos ha llamado a una vida santa, dándonos su gracia por medio de Cristo, que resucitado-transfigurado por su muerte en cruz, nos hace partícipes, ya en este mundo, de los bienes eternos de su reino.

MARIANO ESTEBAN CARO