Primer viernes de Cuaresma

Texto litúrgico

Si el malvado se convierte de los pecados cometidos y guarda mis mandamientos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá (Ez 18, 21)

Imagen: Novena estación

Jesús cae por tercera vez, camino del Calvario.

Via Crucis

Pedro se puso a reprenderle diciendo: « ¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!» Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: « ¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!» (Mateo 16, 21-23)

Salmo

“El auxilio me vine del Señor, que hizo el cielo y la tierra. No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme. No duerme ni reposa el guardián de Israel” (Sal 120).

Santa Teresa

“Miradle cargado con la cruz, que aun no le dejaban hartar de huelgo. Miraros ha Él con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas, y olvidará sus dolores por consolar los vuestros, sólo porque os vayáis vos con Él a consolar y volváis la cabeza a mirarle” (Camino de Perfección 26, 5).

Consideración

Hay dos lecturas posibles de los acontecimientos de la Pasión del Señor, la fenomenológica e histórica, y la teológica. Desde la mirada teologal, el camino de la Cruz no es un camino de desesperanza, sino una evidencia del amor de Dios en la entrega de su Hijo. No sabemos el sentimiento de fuerza que albergaría Jesús en el final de su camino. Pero si el salmista asegura la asistencia divina en el peligro, seguro que Jesús experimentó la presencia amorosa de su Padre, sin quitar nada al realismo de su ofrenda.

Cuestión

¿Te sientes fracasado cuando experimentas la debilidad? ¿Te ayudan a levantarte de tus caídas el ejemplo de Jesús y la experiencia del salmista?