CUARESMA
– DOMINGO V B
(18-marzo-2018)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Significado
de la alianza nueva y eterna
ü Lecturas:
o Profeta
Jeremías 31, 31-34
o Carta
a losHebreos 5, 7-9
o Juan
12, 20-33
ü En
ciudades de honda tradición católica, la Semana Santa está acompañada de vistosas
procesiones que conmemoran los últimos acontecimientos de Jesús. Estas manifestaciones
de piedad se inspiran en los relatos de los evangelios. ¿Qué significa esta puesta
en escena?
ü Si
nos preguntamos cuál fue el objetivo de la etapa final de la misión apostólica
del Señor, la respuesta es muy sencilla: sellar con su sangre una alianza nueva
y eterna de Dios con la humanidad. Así lo expresó Jesús en la Última Cena y lo
seguimos repitiendo los sacerdotes cuando pronunciamos las palabras de la
consagración: “Este es el cáliz de mi sangre; sangre de la alianza nueva y
eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los
pecados”. El misterio pascual (la muerte y resurrección del Señor) inaugura una
nueva etapa en la historia de la salvación-
ü En
la liturgia de este V domingo de Cuaresma, leemos unos pasajes bíblicos que
iluminan el sentido profundo de la alianza nueva y eterna:
o El
texto del profeta Jeremías es una mirada hacia el futuro, que se realizará plenamente
en Jesús: “Se acerca el tiempo, dice el Señor, en que haré con la casa de
Israel y la casa de Judá una alianza nueva”. Y, a continuación, traza algunos
rasgos de lo que vendrá.
o El
texto del evangelista Juan recoge una catequesis de Jesús, en la que explica en
qué consiste la novedad de la relación que Dios quiere establecer con la humanidad.
ü Los
invito a explorar las palabras del profeta Jeremías, donde narra la transición
de la antigua alianza a la nueva alianza. Yahvé había establecido con los
patriarcas Abrahán, Isaac y Jacob y sus descendientes una alianza o relación
especialísima que se sintetizaba en la siguiente declaración: “Yo seré tu Dios
y tú serás mi pueblo”. Cuando leemos con atención la historia de Israel, descubrimos
que este proyecto de amor exclusivo no se cumplió, pues el pueblo tuvo muchos
episodios de infidelidad. El juicio de Yahvé, a través del profeta Jeremías, es
duro: “No será como la alianza que hice con los padres de ustedes, cuando los
tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos rompieron mi alianza, y yo tuve
que hacer un escarmiento con ellos”
ü El
domingo anterior meditamos sobre lo que fue ese escarmiento de que habla el
profeta; se trata del exilio de Babilonia, que dejó una huella muy honda en la historia
espiritual de Israel.
ü A
continuación, el profeta Jeremías traza algunos de los rasgos de esa nueva alianza;
estos rasgos serán dibujados con mayor precisión por Jesús. Leemos en Jeremías:
“Esta será la alianza nueva que voy a hacer con la casa de Israel: voy a poner
mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones”; en
esa alianza nueva será muy importante el perdón de los pecados: “Todos me van a
conocer, desde el más pequeño hasta el mayor de todos, cuando yo les perdone
sus culpas y olvide para siempre sus pecados”.
ü La
antigua alianza estaba escrita en piedra, y en ella la Ley ocupaba el lugar
central; la nueva alianza estará grabada en los corazones, tendrá como eje el
amor a Dios y a los hermanos, y exigirá una profunda conversión interior.
ü Pasemos
ahora al texto del evangelista Juan, que recoge una conversación de Jesús con
sus discípulos; en frases cortas y con imágenes contrastantes, Jesús explica la
novedad que ha venido a instaurar. “Yo les aseguro que si el grano de trigo,
sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero, si muere, producirá
mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo
en este mundo, se asegura para la vida eterna”. Esta imagen del grano de trigo
hace referencia a su muerte y resurrección gloriosa.
ü Este
paso de la muerte a la vida, anunciado por Jesús con gran escándalo de sus discípulos,
es vivido por nosotros en el sacramento del bautismo. En él renacemos como hombres
nuevos e iniciamos un largo camino de apropiación de la propuesta de Jesús, de manera
que sea Cristo quien more en nosotros.
ü La
alianza nueva y eterna, sellada por el sacrificio de la cruz, nos invita a construir
un proyecto de vida diferente de todo aquello que ha sido considerado como
valioso y deseable por la sociedad en que vivimos:
o El
creyente relativiza los valores del tener y opta por los valores del ser; valores
que están expresados en el Sermón de las Bienaventuranzas.
o El
creyente sabe dejar a un lado sus intereses personales, muchas veces legítimos,
para favorecer el bien común; el nosotros
está primero que el yo.
o El
creyente sabe que el deseo de venganza envenena el corazón; por eso favorece
los procesos de reconciliación.
o El
creyente tiene un corazón agradecido, y es humilde; sabe que todo lo que tiene
es un regalo, y así lo reconoce; y es consciente de sus pecados y fragilidades,
y por eso exclama ¡Ven, Señor Jesús!
ü La
alianza nueva y eterna que Dios establece con la humanidad, mediante el
sacrificio de Jesucristo, genera una profunda revolución de los valores y estilos
de vida, porque reinventa nuestras relaciones con los demás, con la naturaleza
y con Dios. Los valores socialmente aceptados son sometidos a un riguroso
escrutinio, y no pasan la prueba. ¿Qué nos han traído? Profundas inequidades,
violencia que desgarra el tejido social y una naturaleza destruida por el afán
de lucro.
ü Que
este tiempo de Cuaresma nos sirva para reflexionar. Revisemos nuestro proyecto
de vida y ajustémoslo para que sea expresión de la alianza nueva y eterna que
Dios ha establecido con la humanidad