DOMINGO
VII PASCUA -FIESTA DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR -
CICLO B
HAY
QUE BAJAR PARA PODER SUBIR
Cuando uno lee en la carta a los efesios 1,17-23,
(segunda lectura) (año 61-63) que “Dios con su fuerza poderosa resucitó a
Cristo de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, por
encima de todos los ángeles, principados y potestades, virtudes y dominaciones,
por encima de cualquier persona, no solo del mundo actual sino también del
futuro” queda la impresión de una
ascensión física; corroborando lo anterior la primera la primera lectura:
“Jesús se fue elevando a la vista de ellos… dos hombres vestidos de blanco les
dijeron: Galileos ¿qué hacen allí parados mirando al cielo?” (Hch 1,9-11) (año 67) La Ascensión
no es un retorno al lugar de donde se había descendido.
Hoy una lectura literal y materialista de la Ascensión
requiere de una condición ineludible; la codicia del dinero para tener poder,
no importa que esto lleve a la corrupción. Otros piensan que no es posible la
ascensión por las limitaciones inhumanas que crea la sociedad que, si bien
dejan nacer, no dejarán crecer jamás. La ascensión representa el resultado de
esfuerzos de toda índole para superar dificultades que por su número y carácter
hacen imposible poder salir adelante, ascender con dignidad.
NOSOTROS
CREEMOS…
Que Jesús sube al cielo para quitar todo obstáculo de ascensión
del hombre. Las ataduras de las manos, los pies, la mente y el corazón impiden
al hombre la ascensión humana y por ende lo trascendental del cielo.
La Ascensión indica metas más elevadas de las que el
hombre se ha fijado. El sexo, el poder, el egoísmo, el dinero e incluso la
razón; no pueden ser cima absoluta para el hombre. La sociedad actual también
como experiencia de ascensión da la posibilidad del ir adelante o hacia arriba
pisoteando a algunos, rezagando y dispersando a otros dejándolos regados a la
vera del camino o mal llamado “desarrollo social” Quizás subiendo más despacio,
pero llevando de la mano a otros; ¿porque si no
ascendemos todos, ni los que ascendieron primero y los demás que seguirán
ascendiendo inequitativamente, ¿sí podrán después llegar? ¿A dónde? Puede ser
que al cielo; pero también puede ocurrir que los “excluidos” ya no estén
interesados en el cielo. La inequidad desinteresa al hombre de lo más
importante de la vida: ser humano por haber sido incluido.
¡QUE
CANSANCIO!
Jesús sabe que nuestro cansancio no es de mirar arriba o
hacia delante sino de estar mirando siempre hacia abajo y hacia atrás ¿Qué
hacen ahí parados mirando hacia el cielo?” Por la Ascensión el cristiano puede
hacerse hombre de futuro con compromisos presentes. La Ascensión no es una fuga
del mundo sino un cargar con el mundo a nombre de un Dios que lo ha redimido,
que ha redimido nuestro cuerpo y que al irse se ha llevado nuestra corporeidad,
pero también se ha quedado presente en la comunidad que es su cuerpo y su
templo.
LA PRIMERA CUOTA.
La ascensión una primera cuota, del final que nos espera,
la posibilidad de comprender anticipadamente “…cual es la esperanza a la que
nos llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos” “Ni el
ojo vio ni el oído oyó ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios tiene
preparado para aquellos que le aman” (1 Cor
2,9). Entonces, en igual sentido, mejor
es “partir y estar con Cristo, lo cual es con mucho lo mejor”, de manera que
“la muerte resulta una ganancia” (Flp 1,23). “Cuando yo me vaya os mandaré el
Espíritu, que dará testimonio de mi” ((Jn 15,26).
TOTALITER
ALITER (Del todo inimaginable).
Celebrar la fiesta de la Ascensión es confirmar que Jesús
está con el Padre (la diestra), ha entrado al mundo de Dios-Padre, pero
sabiendo que Él permanece con nosotros hasta el fin del mundo. “Voy a
prepararos un lugar… para que donde yo estoy estéis también vosotros” (Jn 14,2-3). Nuestro cielo es el Resucitado quien se ha ido
a inaugurar un cielo para nosotros. Con Él jamás nos cansaremos de descansar y
de gozar.
Un amigo le pidió a otro que si él iba primero al cielo
le contara en sueños que era el cielo, le bastaba una palabra para saberlo. Una
noche el amigo del cielo se le permitió contar a su amigo de la tierra: taliter (tal cual como hablan de él), aliter
(una cosa diferente a lo que dicen de él). El amigo le susurro en sueños desde
el cielo: “Totaliter aliter”
(es otra cosa totalmente distinta).
SERVICIO,
MUERTE Y ASCENSIÓN
Retornemos a Pablo para quien desde el bautismo se
entiende muy bien la Ascensión como un ascender, bajando.
El bautismo como muerte exige acciones interiores
expresadas en signos exteriores: morir a la antigua forma de vivir para
resucitar y ascender con Cristo a una nueva manera de ser y de vivir: “He sido
crucificado con Cristo ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive
en mí” (Gal 2,19-20). El crucificado fue Jesús y no Pablo, como nos ocurre a
nosotros; un crucifixión y muerte interior. Así el
antiguo Pablo había muerto para darle vida al nuevo Pablo. Entonces morir y
resucitar con Cristo son las condiciones para la ascensión y vivir con Cristo
resucitado. El bautismo en términos de servicio, muerte; es lo que nos permite
servir, como experiencia de resurrección y ascensión. Primero hay que bajar
para poder subir.