«la verdad los hará libres»
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de
Posadas,
para la Solemnidad de la Ascensión del Señor
[13 de mayo de 2018]
En este domingo la Iglesia celebra la
Jornada mundial de las Comunicaciones Sociales. El texto del Evangelio (Mc.
16,15-20), empieza señalando el mandato evangelizador que el Señor hizo a los
Apóstoles: «Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Noticia a toda
criatura». En realidad, este mandato se sitúa en el centro de la tarea de todo
bautizado que es evangelizar y siempre implicará, por lo tanto «comunicar» el
Evangelio.
Cada año recibimos un mensaje del Papa
sobre las comunicaciones. Este año dicho mensaje del Papa Francisco se titula: «La
verdad los hará libres (Jn 8, 32). Fake news y
periodismo de paz». En dicho mensaje el Papa nos dice: «En el proyecto de Dios,
la comunicación humana es una modalidad esencial para vivir la comunión. El ser
humano, imagen y semejanza del Creador, es capaz de expresar y compartir la
verdad, el bien, la belleza. Es capaz de contar su propia experiencia y
describir el mundo, y de construir así la memoria y la comprensión de los
acontecimientos.
Pero el hombre, si sigue su propio
egoísmo orgulloso, puede también hacer un mal uso de la facultad de comunicar,
como muestran desde el principio los episodios bíblicos de Caín y Abel, y de la
Torre de Babel (cf. Gn 4,1-16; 11,1-9). La alteración
de la verdad es el síntoma típico de tal distorsión, tanto en el plano
individual como en el colectivo. Por el contrario, en la fidelidad a la lógica
de Dios, la comunicación se convierte en lugar para expresar la propia
responsabilidad en la búsqueda de la verdad y en la construcción del bien.
Hoy, en un contexto de comunicación
cada vez más veloz e inmersos dentro de un sistema digital, asistimos al
fenómeno de las noticias falsas, las llamadas “fake news”».
« “Fake news” es un término discutido y también
objeto de debate. Generalmente alude a la desinformación difundida online o en
los medios de comunicación tradicionales. Esta expresión se refiere, por tanto,
a informaciones infundadas, basadas en datos inexistentes o distorsionados, que
tienen como finalidad engañar o incluso manipular al lector para alcanzar
determinados objetivos, influenciar las decisiones políticas u obtener
ganancias».
«Ninguno de nosotros puede eximirse de
la responsabilidad de hacer frente a estas falsedades. No es tarea fácil,
porque la desinformación se basa frecuentemente en discursos heterogéneos,
intencionadamente evasivos y sutilmente engañosos, y se sirve a veces de
mecanismos refinados». «El antídoto más eficaz contra el virus de la falsedad
es dejarse purificar por la verdad». «En la visión cristiana, la verdad no es
sólo una realidad conceptual que se refiere al juicio sobre las cosas,
definiéndolas como verdaderas o falsas». «La verdad tiene que ver con la vida
entera. En la Biblia tiene el significado de apoyo, solidez, confianza» «En
este sentido relacional, el único verdaderamente fiable y digno de confianza,
sobre el que se puede contar siempre, es decir, verdadero, es el Dios vivo. He
aquí la afirmación de Jesús: “Yo soy la verdad” (Jn
14,6). El hombre, por tanto, descubre y redescubre la verdad cuando la
experimenta en sí mismo como fidelidad y fiabilidad de quien lo ama. Sólo esto
libera al hombre: “La verdad los hará libres”».
«Por sus frutos podemos distinguir la
verdad de los enunciados: si suscitan polémica, fomentan divisiones, infunden
resignación; o si, por el contrario, llevan a la reflexión consciente y madura,
al diálogo constructivo, a una laboriosidad provechosa».
«El mejor antídoto contra las
falsedades no son las estrategias, sino las personas, personas que, libres de
la codicia, están dispuestas a escuchar, y permiten que la verdad emerja a
través de la fatiga de un diálogo sincero; personas que, atraídas por el bien,
se responsabilizan en el uso del lenguaje».
En esta jornada de las comunicaciones
sociales queremos rezar por este gran desafío que nos ofrece nuestra cultura. Cada
uno desde su propio lugar, es responsable de generar una cultura de respeto, de
diálogo y amistad. Pedimos especialmente por los trabajadores de la
comunicación para que vivan su trabajo, como una responsabilidad que surge de
una vocación desafiante, pero maravillosa.
¡Un saludo cercano y hasta el próximo
domingo!
Mons. Juan
Rubén Martínez,
obispo de Posadas