Solemnidad: Domingo de Pentecostés
Pentecostés. Un Espíritu que dinamiza
y despierta.
Pensar en
Pentecostés me traslada inmediatamente a
considerar pequeñez de La Iglesia, en
sus inicios familia del Señor, comunidad de los salvados, y esto me lleva a
considerar su rápido crecimiento , su pervivencia actual en el mundo, y la gran tarea
encomendada a ella, para lo cual Cristo quiso dejar al Espíritu Santo, la tercera Persona de la
Santísima Trinidad, y la Iglesia pudiera
cumplir con la gran misión que se le
encomendaba, hacer que el Evangelio de Cristo, llegara a todas las gentes, de
todos los continentes y en todas las épocas de la historia, algo descomunal,
fuera de toda posibilidad para una institución humana, si no se contara con la presencia del Espíritu Santo. Ese crecimiento asombroso de la Iglesia, me
hace recordar que todo nació de un grupo de hombres temerosos, encerrados y
taciturnos, que gracias precisamente a la presencia del Espíritu Santo, se
convirtieron en intrépidos, generosos y valientes apóstoles, que el mismo día
de su salida pública, 50 días después de la Resurrección de Cristo Jesús,
lograron la conversión de 3000 personas venidas
de muchas naciones, que convencidas de la veracidad del anuncio de los
apóstoles, ellas mismas se convirtieron
en mensajeros en sus respectivas naciones. Rápidamente fueron llevando
la Buena nueva de la Salvación anunciada por Cristo. Y esto me lleva a recordar
que el Papa Benedicto XVI anunció sorpresivamente su renuncia a la conducción
de la Iglesia Católica, en febrero del 2013 por su avanzada edad y porque ese
mismo año, en el mes de junio tendría lugar en la ciudad de Río, la Jornada
Mundial de la Juventud, a la que las pocas fuerzas de que disponía no le
alcanzarían para estar en aquella importante reunión. El tiempo le dio la
razón, pues gente joven de todo mundo, se congregó por varios días, para orar
unidos a Cristo por la salvación de todo el mundo. La ciudad quedó transformada
por la presencia de tantos jóvenes. Para la Misa de clausura, se prepararon 4
millones de hostias, y la cifra final arrojó la cantidad de 3.millones setecientos mil jóvenes, 644 obispos, 7 840 sacerdotes,
60 000 voluntarios que se encargaron de la logística y la organización
del evento de clausura del evento. Hay
una gran diferencia entre aquellos 12
fundadores de la Iglesia y las grandes multitudes de Río y de Cracovia
donde se realzó la siguiente Jornada Mundial de la Juventud, ¿Verdad? Y sin embargo, tenemos que reconocer la misión confiada por Cristo a su Iglesia
está lejos de cumplirse, si no tenemos
en cuenta la presencia del Espíritu Santo entre nosotros.
¿Qué tenemos
que decir del Espíritu Santo?
El Espíritu
Santo es don de Cristo para la Iglesia y
es fruto de la Pascua, pero no es para suceder ni para suplantar a
Cristo, sino para continuar su obra salvadora. Una obra que el Padre mismo le
encomendó y que él a su vez depositó en su Iglesia, fundada como familia de los
que creyeran en él, y la que había de ser la depositaria de los dones
concedidos a los que creyeran en Él.
El soplo de
Cristo sobre los apóstoles es una nueva creación. Con su soplo precisamente el
día de su propia resurrección y en la primera ocasión en que se presentaba ya
resucitado ante los suyos, les estaba
dando algo muy suyo, algo de su propia persona y un envío y un don, el poder de perdonar los pecados
cuantas veces se requiriera su perdón, sin ninguna limitación y una encomienda
que fue hecha precisamente a los hombres, y no tanto a los ángeles que muchos
hubieran querido como para ser perdonados por los ángeles de Dios, pero no fue
así, a hombres frágiles y sujetos ellos mismos a las caídas se les confió el
perdón de los pecados,
El Espíritu
Santo entre los hombres, ayuda a quitar muros de incomprensión, raza,
nacionalismo y edad, pese a que el Señor Tromp de la
nación más poderosa de la tierra trate de construir barreras en su propia
patria los cristianos estamos llamados a unir a los hombres, suscitando
diversidad de servicios para ellos, que rompan los nacionalismos y nos hagan
miembros de un solo pueblo, el de los salvados en el Espíritu Santo.
Pentecostés
viene a cerrar el ciclo pascual, invitándonos a dejar nuestro mutismo, nuestra
pesadez y nuestra lejanía, para convertirnos en auténticos enviados y
embajadores del amor redentor de Cristo Jesús. Y necesitamos esa presencia
constante del Espíritu del Señor porque tenemos peligro de dormitar y reposar,
cuando tenemos que tener el ojo avizor contra la maldad y la miseria de los
hombres.
El Espíritu
Santo, en una palabra, transforma el pan
en el Cuerpo de Cristo y luego da a la comunidad cristiana, unidad y amor en torno al Cuerpo y
la Sangre de Cristo y finalmente, en la iglesia de los primeros tiempos como en
el tiempo actual, fortalece el corazón de los hombres, para que lejos de
dormitar y mostrarse indiferentes ante las condiciones de los hombres, puedan
constituirse en fortaleza y camino para todos ellos.
Sin el
Espíritu Santo, no podremos reconocer a Cristo como Salvador. Lo necesitamos.
El Espíritu
Santo de Dios actúo en el seno de María, dócil y admirable doncella,
convirtiendo a su Hijo en el mismísimo Hijo de Dios, Redentor de todos los
hombres, y Mesías de todos los que
habían de ser salvados, actuó también en
Cristo Jesús, levantándolo de la tumba al tercer día, para no hacerlo morir
nunca más, y convertirlo así en el primero de los mortales, que encabeza la marcha
de los ya salvados y transforma la mente
de aquellos primitivos apóstoles, para convertirles en intrépidos heraldos y
testigos suyos, haciendo así viable que la Iglesia pudiera convertirse en la
guía y aliada del Espíritu Santo, Señor y dador de vida.
No podemos
dejar de mencionar al final de nuestra reflexión, que nosotros hemos sido
asociados al Espíritu Santo y a la Iglesia, gracias al don del Bautismo que se
convierte así en la puerta, pero también en la fortaleza y en el compromiso de
fidelidad a la Santísima Trinidad para ser en el mundo fermento de vida nueva y
de salvación. Vivamos con verdadero
gozo, la fiesta del Espíritu Santo en Pentecostés.
El Padre
Alberto Ramírez Mozqueda espera sus comentarios en
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