SEPTIMO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

                                            (Año Par. Ciclo B)

                         SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

 

Lecturas bíblicas:

a.- Dt. 4, 32-34.39-40: Yahvé es Dios y no hay otro fuera de él.

b.- Rm. 8,14-17: Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios.

c.- Mt. 28,16-20: Bautizadles en el nombre del Padre y del Hijo del Espíritu Santo.

1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL, quien oreen nosotros y con nosotros: Ven Espíritu Santo…

2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….

3.- Oración colecta: Dios, Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra de la verdad y el Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable misterio; concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su unidad todopoderosa. Por nuestro Señor.

4.- Lectio divina:

a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.

- “Los Once marcharon al monte que Jesús les había indicado…” (Mt. 28,16ss)

El final del evangelio de Mateo, nos trae a la memoria el mandato de Cristo Resucitado de ir a bautizar, consagrar a Dios, a todos los pueblos y naciones de la tierra, enseñándoles todo lo que nos ha mandado. Este final, es un nuevo comienzo confiado por Cristo a los apóstoles. El evangelista, deja en claro que la misión de evangelizar es de todo cristiano, comenzando por los que fueron testigos de la resurrección de Cristo (v.17; Mc.16, 14; Jn. 20, 24ss). La atención la pone el evangelista, no tanto en la aparición del Resucitado, sino en la misión que confiere a los apóstoles. La reunión de los Once, apunta al inicio del ministerio de Jesús, el monte de las bienaventuranzas, donde Jesús, como nuevo Moisés, ha promulgado la ley de la Nueva Alianza. La reunión en la montaña, alude efectivamente a Moisés en el monte Sinaí y en el Nebo (cfr. Ex.19; Dt. 34). Como Moisés, Jesús enseña a los discípulos la tierra que han de conquistar. No olvidemos que la montaña es lugar de revelación en Mateo, como ocurre con la Transfiguración, las tentaciones, el sermón de las bienaventuranzas (cfr. Mt. 4,8-10; 5-7; 17,1-8). Esta Alianza, es definitiva, y para todos los pueblos, cimentada en el poder que ha sido conferido como Hijo de Dios, Señor glorioso (vv.18; Flp,.2,9-11); Hijo del Hombre, Juez universal (cfr. Dn.7,14), tal como lo había proclamado ante el Sanedrín (cfr. Mt. 26, 63-65). Galilea de los Gentiles, se convierte en un lugar centro de expansión del evangelio hacia el mundo pagano y que el evangelista ya había anunciado (cfr. Mt. 2,1-12; 4,15). Mateo concluye su evangelio con este decreto solemne, en que el Señor Resucitado, investido de todo poder en el cielo y en la tierra, instruyan, bauticen y hagan discípulos a todos los hombres, de todas las naciones, sus discípulos. Todas las naciones indican la apertura del mensaje más allá de Israel, el pueblo, en que se inició esta economía de salvación. El signo de pertenencia universal es el bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Este envío del Resucitado, es la cumbre de todos los envíos terrenos que realizó Cristo en la tierra; ahora como el Viviente, el Enmanuel, permanece presente hasta la consumación de los siglos.

- “Me ha sido dada todo poder en el cielo y en la tierra…haced discípulos…bautizándolas, enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” (Mt. 28, 18-20).

Estas palabras de Cristo Resucitado, se pueden comparar con las de entronización del AT. (cfr. Ex. 3,1-4; Nm. 22,22-35; 2Cro.36, 23). Esta autoridad de Cristo, es también una reflexión que hace el evangelio de Mateo, acerca del Hijo del Hombre (cfr. Mt. 24,30; 26, 64), alejada de toda interferencia mundana, como las autoridades civiles y religiosas judías, sino para crear un reino de justicia y de paz, para sanar y restaurar a los hombres en su relación con Dios. El que ha recibido del Padre toda autoridad, envía a los apóstoles, les confiere el mismo poder, la misma facultad, a fin de hacer discípulos a todos los pueblos de la tierra, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Esta llamada al discipulado, hace patente esta potestad recibida del Padre, que ya se manifestó con creces durante su ministerio, pero que ahora aparece con más fuerza, en virtud de su resurrección. Hacer discípulos y enseñar en Mateo es esencial al ministerio de Jesús, ahora confiado a los discípulos, significa no dar datos sino comprender las enseñanzas y hacer la voluntad de Dios. Se inaugura el tiempo mesiánico, destinado a los gentiles, pero sin excluir a Israel; es una misión destinada no a las masas, sino a cada persona, llamada personal a entrar en comunión con la Santísima Trinidad, por medio del Bautismo, con adhesión plena a la persona y doctrina de Cristo Jesús, vivida en la comunidad eclesial. Es Israel, donde se dio inicio a las promesas hechas por Dios a Abraham y a su descendencia, pero también Mateo enseña que en el Siervo, las naciones pondrán su esperanza (Mt.12, 21; 1,1; Gn.12,1-9). De ahí que la  enseñanza del Maestro, su evangelio de gracia, debe ser custodiada por los discípulos, en su tarea de enseñarla, en toda pureza y fidelidad. El Bautismo trinitario proclamado por Jesús remite en forma directa a su propia experiencia bautismal: Jesús sale del agua, el Espíritu baja, y se oye la voz del Padre de los cielos (cfr. Mt. 3,13-17). Los mismos títulos de Jesús adquieren un nuevo significado el Hijo del Hombre, ya no es el Sirvo sufriente, sino el que tiene soberanía, poder y gloria; Señor ahora tiene el mismo status de Dios; Maestro, no es sólo el que enseña la Toráh, sino genuino interprete de la voluntad de Dios; Enmanuel ya no es el niño prometido por el profeta (Is.9, ) sino el Hijo de Dios, que estará para siempre con los suyos.

- “Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20).

Si bien, la tarea de la evangelización parece inmensa y superior a sus fuerzas, las últimas palabras de Jesús resuenan como las más consoladoras, las más reconfortantes: el que ha venido a ser Enmanuel, el Dios con nosotros, (cfr. Mt.3,13-17) aunque sentado a la derecha del Padre, nos acompaña en la historia, hasta que ésta entre en la gloria eterna de la Pascua, y Dios sea todo en todos (cfr.1 Cor.15, 28), ingrese a gozar de la visión beatífica en el seno de la Santísima Trinidad. Es el cumplimiento de su promesa donde dos o tres están reunidos en su Nombre, está en medio de ellos (cfr. Mt.18, 20). Esta gran misión que presenta Mateo recapitula diversos temas de su evangelio, pero aquí tiene el sentido de un nuevo inicio, nueva etapa, novedad. Desde la montaña de Galilea se proclama el evangelio a todas las naciones; el Bautismo es el nuevo nacimiento de la Iglesia en su obrar; el pasa de la misión a los apóstoles, llevará el sello comunitario. La presencia del Señor, es tan real, como antes, guía y acompaña a los nuevos discípulos en su crecimiento y adhesión al evangelio. Es el Enmanuel, siempre presente en la comunidad eclesial. La Resurrección marca esta nueva etapa, entronizado con todo poder y autoridad. Tarea y misión continua de sus discípulos que esto sea realidad, para que los hombres adoren al Señor. Hay continuidad entre el Jesús manso y humilde de corazón y el rey investido de todo poder en el cielo y la tierra (cfr. Mt.11,29). Sus últimas palabras además de ser un alentar la misión, dejan en claro que esta tarea la conduce Cristo mismo, ÉL mismo la corona con el éxito. Labor de los apóstoles es cooperar, predicar, bautizar, ser hombres de fe, fieles, luz de Cristo (cfr. Mt.5,13). La misión final, se convierte para Mateo, en el corazón y el alma de su evangelio, retrato de la labor de la Iglesia de hoy.       

b.- Meditación. ¿Qué me dice?  ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu elección.

- “Los Once marcharon a Galilea. Id i haced discípulos…” (v.16-17). Me dice que Jesús me confía una misión que sin ÉL no puedo realizar, confío en su promesa de estar siempre en su Iglesia.

- “Estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (v.20). Me dice que como bautizado adoro a un solo Dios y Trino, soy hijo de Dios en Cristo, miembro de la Iglesia y heredero de la vida eterna. Él está con nosotros hasta el final de los tiempos por medio de su Espíritu.

- Otros testimonios…

c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal.

- “Los Once marcharon a Galilea” (v.16). Señor que pueda siempre acudir a tu llamada e ir a mi Galilea, te lo pido Señor.

- “Id  y haced discípulos…” (v. 19). Señor fortalécenos en la tarea de evangelizar y hacer hijos de Dios a los hombres de hoy, te lo pido Señor.

- Otras oraciones…

d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este evangelio?

- Compromiso. Evangelizar a las gentes.

5.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús de este pasaje evangélico: “Estando una vez rezando el salmo de Quicumque vult, se me dio a entender la manera cómo era un solo Dios y Tres Personas tan claro, que yo me espanté y consolé mucho. Hízome grandísimo provecho para conocer más la grandeza de Dios y sus maravillas; y para cuando pienso o se trata de la Santísima Trinidad, parece entiendo cómo puede ser, y esme de mucho contento.” (Vida 39,25).

6.- Alabanza y adoración: Te alabamos Señor.

- Te alabamos Trinidad Beata por revelarnos tu comunión de vida y amor en Cristo, te alabamos Señor.

- Te alabamos Santísima Trinidad, porque Jesús nos hace templo de tu Espíritu, te alabamos Señor.

- Te alabamos Santa Trinidad, desde los monjes y monjas de clausura que hoy celebran su día, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.

- Te alabamos adorable Trinidad, desde  las familias con problemas de diálogo, falta de trabajo, desde ellos y con ellos te alabamos Señor.

- Otras alabanzas…

7.- Preces: Te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Padre para que toda la humanidad conozca el Evangelio y confiese su fe en un solo Dios y Trino. Te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Padre por la Iglesia y por los misioneros en todo el mundo, aumente su santidad y vocaciones para este ministerio. Te lo pedimos Señor.

- Te pedimos Padre vivir nuestro bautismo cada como compromiso al servicio de la Iglesia y del prójimo. Te lo pedimos Señor.

- Otras…

8.- Padre Nuestro

9.- Abrazo de la paz

10.- Bendición final.

 “Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).

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