FIESTA DE LA SANTÍSIMA. TRINIDAD

Todos los actos de Dios, corresponden a las Tres Divinas Personas pero, por apropiación,  decimos el Padre crea, el Hijo redime y el E. Santo nos santifica.

-  Como recapitulación de los Misterios de la vida del Señor, expuestos durante el Año litúrgico, la Iglesia nos propone hoy la fiesta de la Santísima Trinidad.

-  Es lógico que, para un gran número de cristianos esta verdad de Fe: la Trinidad de Personas en Dios, constituya un indescifrable "galimatías" que cuesta compaginarlo con la realidad de UN SOLO DIOS. Y es que, se trata de un Misterio-Misterio, que forma parte del contenido de nuestra Fe cristiana, que Dios ha considerado necesario revelarnos y que la Iglesia nos invita a evocar, continuamente, en los distintos actos litúrgicos.

- Comprenderemos que no sería serio, propio de Dios, habernos revelado esta verdad misteriosa, que se escapa de nuestra capacidad humana de comprender, sólo para ponernos a cavilar a los hombres. Cuando Dios revela un Misterio, insondable para los hombres, lo hace siempre por razones “de peso”. Es decir, porque la revelación de esa verdad es necesaria para que le conozcamos mejor a El y porque ese descubrimiento, nos facilita el camino y la comprensión de su amoroso plan de salvación.

- ¿En qué y cómo puede ayudarnos, en nuestra propia vida cristiana, el hecho de que conozcamos que en Dios se da una Trinidad de Personas?

    Podemos aportar dos valiosas razones:

1ª) Es fundamental para nosotros el conocimiento de esta verdad porque, sin la revelación de esta Trinidad de Personas en Dios, no podríamos nosotros  explicarnos, ni nuestra salvación por Jesucristo, (2ª  Persona de la Santísima Trinidad); ni el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, obra del Espíritu Santo, (3ª Persona de la Santísima Trinidad)

2ª)  Además, en la Trinidad de Dios se nos revela que, procedemos de un Dios cuya esencia divina es como una comunidad de amor familiar. Según esta verdad en Dios, Uno y Trino, se conjugan y armonizan admirablemente la unidad y la diversidad. Ni la unidad de Dios diluye la diversidad de Personas. Ni la diversidad  de Personas, rompe los lazos de la unidad.

- Es verdad que esto, en la vida de Dios, se realiza de modo eminente, más allá de los límites humanos pero, no deja de ser una referencia válida y  estimulante para que los hombres nos esforcemos también en armonizar la unidad en el amor junto a nuestra rica y legítima diversidad. Guillermo Soto