Fiesta del Sagrado Corazón de
Jesús B: Jn 19, 31-37
El viernes, después del
domingo del Corpus, celebra
Para nosotros, en la vida
normal, la palabra “corazón” no indica sólo una parte de nuestro cuerpo, sino
también el centro de las emociones y sentimientos. En el tiempo de Jesús
significaba un centro más total, incluidos los pensamientos y deseos. Pero
entonces y ahora hablar de una persona con buen corazón es hablar del amor. Así
llamamos a una persona que es “cordial”.
Por lo tanto la devoción al
Corazón de Jesús es sobre todo devoción a su amor. El corazón, más que algo
material, es algo simbólico del amor de esa persona, que en el caso de Jesús es
hombre real, pero es al mismo tiempo Dios. Al pensar en el Corazón de Jesús,
pensamos en la persona más noble y tierna, en Jesús, que es el más amable y
digno de ser amado.
La devoción al Corazón de
Jesús es la devoción a su persona bajo el aspecto principal de su amor. Por
eso, al representar en imagen el Corazón de Jesús, no se debe representar el
corazón aislado de la persona, sino a la persona de Jesús, en quien se realza
su corazón. Este corazón, en las imágenes, tampoco debe tener sólo las
características y proporciones del corazón carnal, sino como sublimado. Es
decir, que es visible, pero simbólico, porque es emblema del amor.
Este año el evangelio nos
trae el momento en que del costado de Jesús, ya muerto, brota sangre y agua por
la lanzada de aquel soldado. El evangelista, que estaba allí presente, ve en
ello un gran simbolismo y por eso da a la escena un gran relieve.
La lanzada era como un
signo del mal. Jesús ya estaba muerto y no era necesaria; pero aquel soldado
mete la lanza en el costado de Cristo. Quizá quería asegurarse de que estuviera
realmente muerto. Quizá en parte era un ensañarse contra Él, ya que después de
muerto no tenían sentido otras burlas. El hecho es que Jesús, aun muerto,
responde al mal con un gran bien.
En aquella última sangre
con el agua Jesús nos quiere dar la última muestra de su amor. La sangre es
figura de su muerte que ha dado para salvar a la humanidad y que sigue
dispuesto a volverla a dar. El agua es símbolo del Espíritu que nos transmite.
Es la vida de la gracia que nos ofrece, fruto de su muerte y de su gloria ya
con el Padre.
Con ese símbolo Jesús nos
invita a saciarnos de los ríos de gracia que brotarán de su seno y que
principalmente están en los sacramentos. Esto es lo que nos quiere decir
Cuando se presentó Jesús
ante santa Margarita María de Alacoque, lo hizo quejándose
amargamente por el olvido y desprecio de tanta gente a su amor. Y presentó su
corazón “que tanto ha amado a los hombres”. Por eso a la santa y a nosotros hoy
nos pide, como un acto de devoción, el desagravio a su Corazón. El desagravio
es una de las principales características de la devoción al Sagrado Corazón de
Jesús.
Existen muchas oraciones y
actos de desagravios concretos muy hermosos: oraciones, nueve primeros viernes,
letanías, novenas...; pero lo que verdaderamente sirve es el cambio de nuestro
corazón. Quizá las oraciones concretas pueden ayudarnos. Si las injurias
ofenden a Jesús, nosotros hagamos muchos actos de amor. Y sobre todo cumplamos
con lo que sabemos es la voluntad de Dios.
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