X Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Renovación Misionera de la Iglesia desde América

 

Este domingo la Palabra del Evangelio nos permite entrar en el tema de la verdadera familia de Jesús. Al final del fragmento (Mc 3,20-35) que se lee hoy se cuenta que al llegar la madre, los hermanos y las hermanas de Jesús donde él estaba, la gente le advierte de su presencia, a lo cual él respondió mirando a los que estaban sentados alrededor de él: “Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”. La respuesta de Jesús es magistral y acalla así tanto a los familiares que pensaban que estaba loco como a los que creían que estaba endemoniado.

 

Es evidente que la verdadera familia de Jesús no está constituida en realidad por sus parientes más próximos, que es como se puede entender el sentido de la palabra “hermanos”. De estos familiares sólo de la madre, la Virgen María, tenemos constancia que quedaba incluida en el grupo de los que hacen la voluntad de Dios, pues así se confirma en su respuesta al ángel cuando le anuncia que va a ser la madre de Jesús y quedará encinta por obra del Espíritu Santo, según el evangelista Lucas.

 

Sin embargo, los que rechazan a Jesús, los que decían que tenía un espíritu inmundo, los que se niegan a la verdadera acción del Espíritu Santo en él y en las demás personas, no tendrán perdón y cargarán con su pecado de blasfemia para siempre, por lo menos hasta que se conviertan. El pecado consiste en abandonar, desoír y desobedecer los mandatos y la voluntad de Dios. Esto es lo que indica la lectura del primer pecado bíblico. Pablo, por el contrario, experimenta la transformación que en él ha efectuado la gracia de Dios, llevándole a ser el paladín de la evangelización y de la misión de la Iglesia naciente. Su experiencia de la gracia le permite anunciar el acontecimiento fundamental del Evangelio, la resurrección de Cristo y, al mismo tiempo, la esperanza de que también nosotros seremos resucitados con Jesús. En este anuncio de gloria por el resucitado se basa su gran esperanza y la alegría inmensa de la renovación interior y constante de los creyentes.

 

Además, en Bolivia estamos ya sólo a un mes de la celebración del V Congreso Americano Misionero. Será un gran evento en la renovación misionera de nuestra Iglesia Católica y un paso firme en la conversión misionera a la que nos llama el Papa Francisco con mucha frecuencia. Ya desde el primer mensaje del papa Francisco para el día del Domund 2013 resumía todos los aspectos pastorales y teológicos que caracterizan la identidad misionera de la Iglesia y a su vez alimentan constantemente su múltiple actividad evangelizadora. De este modo el Papa contribuía a orientar a la Iglesia actual por los Caminos de la Palabra en la nueva Evangelización y lo hacía con tal vehemencia y convicción que su alegría generaba siempre entusiasmo e ilusión pues su mensaje nos remitía a lo nuclear de la misión, es decir, a la necesidad imperiosa de comunicar la alegría del Evangelio de Jesucristo en todo lugar, ámbito y dimensión de la vida humana. La misión es transmitir la fe como un anuncio explícito y un testimonio vivo del Evangelio, pero el papa Francisco se centraba entonces en la idea de la misionariedad de la Iglesia. Ésta es un elemento esencial de la comunidad cristiana y pertenece a su propia naturaleza e identidad, tal como afirma el Concilio Vaticano II, pues realmente la alegría de dar a conocer a Jesucristo apremia a los creyentes a llevar a cabo la Nueva Evangelización.

 

Con este gran impulso misionero del Papa Francisco, desarrollado en todos sus escritos, la Iglesia Católica en América va a celebrar este V Congreso Americano Misionero (V CAM) en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) del 10 al 15 Julio de 2018. Se espera la asistencia de cerca de 4000 delegados de todo el continente americano. Por eso Monseñor Sergio Gualberti, nuestro Arzobispo, en la Misa del Corpus en el estadio, convocó a toda la Iglesia cruceña a participar y colaborar en la realización exitosa del Congreso.

 

Todas las comisiones de la organización ultiman los pormenores de lo que ya está muy bien preparado. La Comisión Teológica organizadora de los contenidos del mismo lleva varios años de preparación, durante los cuales se han celebrado dos Simposios Internacionales, en Puerto Rico (2015) y en Uruguay (2016) respectivamente, así como otros muchos Congresos nacionales misioneros en cada país o jurisdicción eclesiástica de toda América. De aquellos dos Simposios internacionales se han publicado sendos libros en torno a los ejes temáticos del Congreso, que son los siguientes: El Evangelio, la alegría, la comunión y la reconciliación, la misión y el profetismo.

 

La Conferencia Episcopal de Bolivia y las Obras Misionales Pontificias elaboraron el Instrumento de Trabajo del Congreso que sirve de base para los trabajos previos en las comunidades cristianas católicas de América. Se trata de un libro, accesible a todos en Internet, que sustenta el armazón de la conciencia  misionera de la Iglesia americana en el momento actual.

 

Tras un análisis minucioso de la compleja y problemática realidad social y eclesial el Congreso se concentra en el tema del Evangelio como palabra potente para transformar el mundo actual, en la alegría apasionada por Cristo Resucitado y en el mensaje que emana de las Bienaventuranzas Evangélicas (Mt 4,25-5-12). En un mundo de violencia cainita y de desigualdad injusta la Iglesia enarbola los grandes temas evangélicos de la reconciliación y del perdón entre los seres humanos así como la apuesta firme por la solidaridad entre los pueblos y las iglesias del mundo, que permitan crean caminos y estructuras de comunión de bienes y de dones entre los hombres y las Iglesias del mundo. Asimismo se tratará el compromiso misionero de la Iglesia en el mundo para seguir trabajando por el desarrollo de los derechos humanos, sociales, políticos y económicos, teniendo en cuenta la prioridad marcada en las últimas décadas por la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) en su opción preferencial y evangélica por los pobres y en la valoración de la mujer en la acción evangelizadora y misionera de la Iglesia. Del Congreso esperamos múltiples propuestas transformadoras y renovadoras para la Iglesia en el mundo actual. 

 

José Cervantes Gabarrón, sacerdote misionero y profesor de Sagrada Escritura