TIEMPO
ORDINARIO – NACIMIENTO DE JUAN BAUTISTA
(24-junio-2018)
Jorge Humberto Peláez S.J.
Juan
Bautista, un personaje muy singular
ü Lecturas:
o Profeta
Isaías 49, 1-6
o Hechos
de los Apóstoles 13, 22-26
o Lucas
1, 57-66. 80
ü Hoy
celebra la liturgia el nacimiento de Juan Bautista, quien es el último de los
profetas del Antiguo Testamento y anuncia la proximidad del Reino de Dios.
Durante siglos, el pueblo de Israel había escuchado la promesa de un Mesías,
que cambiaría el rumbo de la historia y abriría una nueva etapa en la historia
de la salvación. Juan Bautista aparece en la historia de Israel cuando esta promesa
va a convertirse en una realidad, y él es la persona escogida por Dios para preparar
esa transición. Para comprender la importancia de Juan Bautista basta recordar
las palabras de Jesús, que nos transmite el evangelista Lucas: “Entre los
nacidos de mujer no hay ninguno mayor que Juan”.
ü La
liturgia de este domingo empieza con un texto del profeta Isaías que nos ayuda
a enmarcar el perfil de este singular personaje. Allí leemos: “El Señor me
llamó desde el vientre de mi madre; cuando aún estaba yo en el seno materno, Él
pronunció mi nombre”.
ü Este
texto, escrito en un contexto muy diferente, nos invita a reflexionar sobre las
características de Juan Bautista, quien rompe los moldes convencionales. Las
informaciones sobre este personaje las tenemos a través del evangelio de Lucas:
o Juan
Bautista nace de unos padres, Zacarías e Isabel, que ya habían aceptado que su
matrimonio era estéril. En el Antiguo Testamento hay varias historias de
esposos ancianos a quienes Dios concede el don de la fecundidad; esos hijos
están destinados a cumplir una misión especial dentro de la historia del pueblo
de Israel. El ángel Gabriel le anuncia a Zacarías, que había entrado en el santuario
para quemar incienso: “No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido
escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre
Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento, porque
será grande ante el Señor”. Así, pues, Juan fue concebido cuando sus padres no
estaban en capacidad de engendrar.
o Otro
acontecimiento extraordinario en la vida de Juan Bautista se da cuando María
visita a Isabel; estas dos mujeres estaban embarazadas y su encuentro constituye
algo excepcional; el evangelista nos transmite esta experiencia: “Y sucedió
que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno,
e Isabel quedó llena del Espíritu Santo”.
o Otra
escena muy especial en la vida de Juan Bautista tiene que ver con la imposición
de su nombre; tanto la madre como el padre insisten en que su nombre debe ser
Juan, a pesar de no haber tradición familiar con este nombre. Este hecho no
pasó desapercibido para los vecinos y conocidos; nos cuenta el evangelista
Lucas: “Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban
todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo:
Pues, ¿qué será este niño? Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él”.
ü Estos
testimonios del evangelista Lucas nos permiten vislumbrar la importancia de la
misión que Dios le había confiado a Juan en este momento en que la promesa,
anunciada durante siglos, se iba a hacer realidad en Jesús de Nazaret.
ü En
el libro de los Hechos de los Apóstoles, leemos una catequesis del apóstol
Pablo a los judíos, en la que resume la misión de Juan: “Juan preparó su venida,
predicando a todo el pueblo de Israel un bautismo de penitencia”. Es importante
que nos detengamos a reflexionar sobre el llamado que hace Juan a la conversión
interior. Las expectativas sobre el Mesías habían evolucionado de una manera
radical: en los comienzos, el pueblo esperaba a un personaje poderoso que restablecería
las viejas glorias de Israel, cuyo referente idealizado era el reinado de
David; después, a través de las reflexiones que fueron madurando en medio de
las vicisitudes de su historia, fueron comprendiendo que se trataba de un reino
espiritual que exigía una transformación interior. Ciertamente, no fue fácil
para el pueblo aceptar este cambio de perspectiva. Juan Bautista anuncia cuál
es la nueva realidad que ya está muy próxima y da testimonio de ella con su estilo
de vida.
ü En
la catequesis de Pablo, que conocemos a través del texto de los Hechos de los Apóstoles,
hay un rasgo de la personalidad de Juan que nos impacta. Se trata de su
profunda humildad: “Yo no soy el que ustedes piensan. Después de mí viene uno a
quien no merezco desatarle las sandalias”:
o Desde
sus comienzos, la vida de Juan Bautista había estado acompañada de hechos excepcionales.
Era, pues, natural, que la imaginación popular elaborara todo tipo de relatos
sobre su identidad.
o En
vez de aprovecharse de estos relatos, él se encarga de desmentirlos. Se
presenta como un ser humano, frágil, al servicio de una causa noble. Esta sencillez
da una lección muy importante a todos aquellos que quieren aprovechar para su
beneficio personal la posición que ocupan. Por el contrario, Juan Bautista
muestra un total desapego del poder. No espera ningún reconocimiento. Se siente
un simple instrumento al servicio de una causa, sin buscar protagonismos.
ü Una
palabra que resume la misión de Juan Bautista es la de ser precursor, el que prepara los caminos… Esta forma de expresar la misión
es profundamente inspiradora para los educadores, para todos aquellos que
pretendemos acompañar a otros en su proceso de crecimiento interior. Somos simples
colaboradores en la misión de preparar el terreno para que la semilla de los valores
pueda germinar. Dejemos a un lado las vanidades y protagonismos. Sepamos desaparecer
cuando hayamos terminado nuestro servicio.