Santo Tomás, 3
de Julio: Jn 20, 24-29
En este día 3 de Julio
Tomás seguramente era
pescador cuando fue elegido por Jesús para ser uno de sus discípulos. El nombre
de Tomás parece que significa “mellizo”, aunque no se sabe que lo fuese. En las
listas su nombre aparece junto con el de Mateo. En el evangelio hay tres
pasajes que nos muestran alguna acción y palabras de Tomás. Su carácter aparece
concentrado y algo pesimista, pero voluntarioso. Da la impresión de algo rudo,
pero sincero, y manifiesta un gran amor a Jesús. Esto nos indica que cada uno
tiene que buscar el bien para sí y para los demás con el carácter o
temperamento que tenga.
La primera vez que aparece
es cuando avisaron a Jesús que su amigo Lázaro estaba muy enfermo. Eran tiempos
difíciles para Jesús, pues poco antes había sido amenazado de muerte.
Prácticamente estaban un poco escondidos. Pero a los dos días les dice Jesús a
los apóstoles que van a ir, pues Lázaro ha muerto. Ellos le recuerdan que está
amenazado; pero Tomás, quizá con miedo pero con valentía, no queriendo dejar a
Jesús sólo, dice: “Vamos también nosotros a morir con Él”.
En
Lo más famoso de santo
Tomás fue después de la resurrección de Jesús, y que nos trae
hoy el evangelio. Precisamente porque amaba tanto a Jesús, el corazón y el alma
se le había encogido demasiado en aquel Viernes Santo.
Es posible que tuviera que hacer algo por la familia en Galilea e hizo un viaje
largo. Quizá, por ser pesimista, había perdido ya toda esperanza. El hecho es
que, cuando Jesús en la tarde del domingo de resurrección se aparece a los
apóstoles, Tomás no estaba. Cuando volvió y oyó a los compañeros que Jesús
había resucitado, quizá pensó que sería demasiado bonito para ser cierto. Y se
encerró en su idea. Y hasta casi gritó que si no le tocaba a Jesús y palpaba sus mismas llagas, no lo creía. En verdad
debía estar muy apesadumbrado por no haber estado a la cita. Era, como dije, un
poco rudo y también era obstinado.
Tampoco hay que pensar que
esa cabezonada durase ocho días. Si hizo un viaje algo largo, quizá no volvió
hasta el jueves o viernes (pues el sábado no podían caminar mucho). Jesús ama
más a Tomás y le trata como el buen pastor a la oveja perdida. Tomás estaba
perdido en sus pensamientos y su obstinación. Jesús vuelve a aparecer el
domingo por la tarde e invita a Tomás a tocar sus llagas. No es necesario,
porque aquel hombre, que parece rudo, pero tiene alma de niño, se postra ante
Jesús y pronuncia el acto de fe más maravilloso que se encuentra en
Termina luego el
evangelista san Juan diciendo que todo eso, y todo el evangelio, lo ha escrito
para que creamos que Jesús es el Mesías, Hijo de Dios, y para que creyendo
tengamos vida en su nombre. Hay una relación entre los “signos” (hechos y
dichos de Jesús) y la fe: la fe se apoya en los signos y los signos sólo se
comprenden a través de la fe. Que santo Tomás nos ayude a tener más fe en Jesús
Salvador.