Proyecto de humanidad

 

En la historia de los Padres del desierto encontramos a Teofanio, llamado el Eremita, quien dice: “La mayor parte de los seres humanos son como virutas enroscadas en torno a su vacío central”. Y el canta-autor boliviano añade: “…Fría, tienes el alma tan fría, hermosa pero vacía”. Veo en estas expresiones la radiografía de nuestra realidad hoy. Un vacío inmenso que toca fondo en la mediocridad, una búsqueda desafiante de la estética sin ética, sin valores.

Jesús nos propone un ‘proyecto nuevo de humanidad’ cercano a nuestra realidad, a nuestros sufrimientos, a nuestras ilusiones. No es un proyecto para “condiciones extremas y marginales”, sino algo que tiene que ver con todas las gentes, con toda la vida. ¿Y qué es lo que queremos todos? Acabar con toda violencia, vivir en dignidad, en respeto mutuo, en el empeño jamás denegado de realizar nuestra felicidad.

Y a eso llama ‘misión’ el evangelio. Jesús parte de la vida. Ha venido a traernos vida, no una vida condicionada por el dinero o el bienestar. ¡No, jamás! Es vida en plenitud, vida en el Espíritu, vida en la solidaridad, en la fraternidad universal. La escuela del discipulado está abierta al sentido de la vida, al gozo de la interioridad, a la contemplación de las maravillas de la creación en ejercicio permanente de armonía, de innovación, de convivialidad.

Pablo se nos presenta como ‘portador de una bendición’. Y en la palabra ‘bendición’ nos revela el misterio de la voluntad de Dios sobre la humanidad, es decir, lo humano de Dios entre nosotros que se llama Jesucristo. Y Jesucristo con su proyecto humanizador, liberador, sanador. Un proyecto que se sintetiza en lo que Él llama su ‘Reino’.  No tanto comida o bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu. Un disfrute universal sin exclusiones o privilegios, plenitud de vida.

Cochabamba 15.07.18

jesús e. osorno g. mxy

jesus.osornog.@gmail.com