15 de Agosto. ASUNCION de
María: Lc 1, 39-56
Hay dos fechas en el
calendario de
Asunción al Cielo,
significa que fue a gozar con Dios en el Cielo en cuerpo y alma, con todo su
ser humano. No se trata de si hizo un viaje por los aires o qué dirección tomó.
Es una manera simbólica o metafórica de expresar la gran verdad de que todo su
ser comienza a vivir una vida más especial en la presencia de Dios. El papa no
quiso determinar si esto fue en el momento de la muerte o tuvo una resurrección
semejante a la de Jesucristo. Sólo dijo: “cumplido el curso de su vida mortal”.
Eso nos basta para que en este día nos gocemos por la grandeza que Dios ha
realizado con su madre. Alabemos con ella a Dios por este gran beneficio y
avivemos nuestra esperanza de poder un día estar gozando con nuestra Madre en
el Cielo.
Para poder llegar un día también
nosotros al Cielo, hoy
Este gozo se hizo palabra
en el saludo de María y en la felicitación de Isabel cuando, llena del Espíritu
Santo, comprendió quién era la que venía a visitarla. María ya estaba llena del
Espíritu Santo, porque tenía en sí a Jesús, Hijo de Dios. Y donde está Jesús
tiene que estar el Espíritu Santo. Por eso María en su respuesta habla con la
virtud y gracia del Espíritu, glorificando a Dios, con la oración del Magnificat.
En el Magnificat
aparece la acción de Dios sobre ella: “Miró la humillación de su esclava e hizo
cosas grandes”. Dios mira al humilde para dar. Le había dado cosas grandes: ser
Inmaculada, llena de gracia, corredentora, medianera universal de las gracias y
por fin la daría el llevarla al Cielo en cuerpo (glorificado) y alma. Aparece
la acción de María para con Dios, que es alabar y dar gracias, que es reconocer
que todo lo que tiene es recibido de la bondad de Dios. Y aparece nuestra
acción para con María: “Desde ahora me felicitarán todas las generaciones”.
Estas alabanzas que hoy damos a María en definitiva son para Dios, autor de
todas las bondades. Y muestra también nuestra esperanza de que, si seguimos sus
pasos en esta vida, como Cristo resucitó primero, también nuestra vida
terminará en una resurrección eterna.